Por aquí, por estas sufridas
tierras en las que, como dicen que hace mucho calor nadie se preocupa de
acondicionar sus casas para para sobrevivir a los húmedos y glaciales
inviernos, ha llegado el verano acompañado del calor, de la calor, de lo
inaguantable.
Y es que el calor que por aquí
hace es tanto que al mismo tiempo es masculino, femenino y neutro.
Los andaluces, que tenemos receta
para todo aunque siempre para que se la aplioquen los demás, recomiendan a
quien se queje del calor que se levanten “con la fresca”.
Eso sí, a nadie se le ocurre
recomendar que “se acueste con la fresca”, no sea que crea que los están
incitando a cohabitar con la casquivana local.
Que por aquí somos muy mirados y
somos más pero no menos que los de fuera de aquí.
Por ejemplo, si hay que hablar en
extranjero para que nadie pueda tomarte por poco cosmopolita, en vez de
escuchar los berridos musicales de esa banda llamada “las guindillas colorás” ,
decimos que oimos a los “red hot chili peppers”.
Porque aquí, en Analucía, no falta
de ná, y mucho menos soluciones para algo tan andaluz como es el calor: para
calmar la sed de la Niña de Fuego, lo mejor es que su culpa se incline a beber
en la fuente que lleva en el pecho el Manolo Caracol de turno.
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