Simplificar es el procedimiento para que lo complejo
sea comprensible.
¿Hay algo más
deliberadamente complicado que el Estado, ese monstruo insaciablemente voraz
que engorda, como las sanguijuelas, de la sangre del que parasita?
Entendemos por
Estado la comunidad social que, en un mismo territorio, se dota de una
administración dirigida por un gobierno común.
A grandes
rasgos, hay dos formas opuestas de gobiernos, según cómo se acceda al poder y se
ejerza: dictadura o democracia.
En ambas, y
poniendo como ejemplo ilustrativo una pirámide, ese cuerpo geométrico que tiene
por base un polígono y triángulos con su propìa base en cada lado poligonal.
La conjunción de
todos los triángulos marca el punto más elevado, el prisma, la parte superior
de la pirámide.
Pues se supone
que, en el ejercicio del poder como es la política, en las dictaduras, el poder
fluye del prisma hasta la base y, en las democracias, asciende desde la base al
prisma.
Quedaría más
claro con un ejemplo: en la Dictadura de Franco, el dictador concentraba todo
el poder y lo administraba delegándolo en escala descendente de su poder hasta
la base que lo sufría, el ciudadano.
En las
democracias, el poder se supone que reside en la base y que, por concesión
libre, lo deposita para que lo ejerza en su nombre la cadena de delegados del
poder popular que culmina en el prisma, el presidente del gobierno.
Y si eso es tan
sencillo, ¿por qué esta cosa que llaman democracia en España es lo que es?
Porque, en la
famosa transición que desmontó la dictadura para con sus materiales fabricar
la democracia, se hizo deliberadamente mal: la pirámide del poder de Franco se
troceó en tantos triángulos como tenían su base en la base poligonal.
Llámese a cada
uno de esos triángulos procedentes de la pirámide Partido Político y se entenderá
por que, la dictadura se Franco transformó, gracias a la transición, en tantas
dictaduras como partidos políticos haya, para que cada uno coloque a su
secretario general o presidente en el prisma de la estructura y los demás a
obedecer.
La Transición fue,
por eso, un reparto entre dictadores menores del Poder que concentraba el
Dictador Mayor mientras estuvo vivo.
¿Se entiende
por qué, como antes nadie discutía a Franco, nadie se atreve a contradecir en esta
democracia a su dictador-secretario general?
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