Si la
imposición de aranceles a los bienes y servicios que los Estados Unidos
importen de México es el botón de muestra de la ideología de Donald Trump, nos
ha tomado el pelo el nuevo presidente norteamericano.
La ideología
derechista en la que lo encuadran sería, en realidad, descarado izquierdismo.
Tan de
izquierdas sería como todos los dictadores que, de Stalin a Franco, pusieron
trabas a la libre circulación de bienes, servicios, personas y capitales lo
mismo dentro de sus fronteras que a los intercambios internacionales.
Levantan
fronteras los gobernantes temerosos de que lo que llega de fuera de sus países
sea mejor que lo que tienen dentro y, en la libre elección, sus compatriotas
opten por lo ajeno en detrimento de lo propio.
¿Es ese el
caso de los Estados Unidos que gracias a la defensa de la libertad de circulación
de sus ideas y sus productos es actualmente el Imperio más poderoso de la
historia de la Humanidad?
No hay ningún
país que amenace seriamente la hegemonía americana y que no aspire a estrechar
y no cortar los lazos que los una a los Estados Unidos.
La lejana
Corea del Norte es un perro afónico y la vecina Cuba un papagayo amaestrado.
¿Y México, el
vecino al que el proteccionista Trump teme?
Como enemigo,
y a lo largo de la historia, su vecino del sur ha sido la víctima y no el
verdugo de su vecino del Norte, que en menos de 200 años le expropió más de la
mitad de su territorio.
Si los Estados
Unidos de Trump temen a México, México tiene razones más que sobradas para desear que los Estados Unidos estén lo más
alejados que sea posible del territorio que los Estados Unidos le han dejado.
Para ser
presidente de los Estados Unidos no basta no ser tonto, sino que es
imprescindible ser listo así que se supone que Donald Trump lo es.
Con una balanza
comercial equilibrada entre el cuarto de billon de dólares de impostaciones y
otro tanto de exportaciones, ¿qué persigue de verdad Trump en su artificial
conflicto con México?
Puede que lo
que siempre ha conseguido en enfrentamientos pasados: añadir al mapa de los
Estados Unidos una nueva parcela de territorio mexicano.
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