Las cosas son
como son y empecinarnos en que no son así porque no nos guste que así sean
sería como cerrar los ojos para no ver cómo te dan la bofetada que te duele
igual que si te la hubieran endiñado con los ojos abiertos como ventanas en
primavera.
Así que la
decisión de Donald Trump de eliminar la versión en español de la Web de la Casa
Blanca, como una de las primeras medidas de su gobierno, ha sido un éxito sin
precedentes de Carles Puigdemont, la mosca cojonera de la España Una. Grande y
Libre.
“Éxito de
Puigdemont habría sido”—salta como un resorte el hinchapelotas de turno—“si la
web en catalán hubiera sustituido a la web en español”.
Que no se
equivoque el aguafiestas porque los metódicos catalanes se distinguen de los
demás españoles en que ellos basan el futuro en el pasado y se forja día a día
en el presente, sin prisas pero sin pausa, como decían los viejos falangistas.
Así que, a
juzgar por sus primeras decisiones, y lo de suprimir la web en español ha sido una
de ellas, la elección de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos ha
sido un éxito sin precedentes de la política exterior catalana impulsada por
Carles Puigdemont.
Después de ese
triunfo del nacionalismo-independentismo de Puigdemont ¿qué pueden los
españoles no temer de su ingenio, que nos cabe esperar a los demás españoles de
su arrojo?
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