A éstos rojos
españoles que se guirran de gusto cada vez que queman una bandera española les
ha dado el beri-beri porque a la no roja Maria Dolores de Cospedal se le
ocurrió que, como muestra de duelo por la muerte de Cristo, las banderas
españolas ondearan a media asta.
Y es que los
famosos rojos creen que Cristo es menos
digno de ese homenaje que el Jefe del Estado o el Presidente del Gobierno para
los que está reservado ese honor, si mueren ejerciendo el cargo.
¿Cuántos jefes
de estado o de gobierno murieron siéndolo, y se hubieran merecido un despliegue
a todo trapo de la bandera que, por rutina, pusieron a mitad del palo que la
sujetaba?
Lean la
historia de éste mundo, desde que los primeros emigrantes africanos llegaron a
Europa para cargarse a los cromagnones nativos, y díganme si algún nacido de
mujer ha cambiado tanto la humanidad como Cristo, que hasta partió la historia
en dos mitades: la anterior y la posterior a su nacimiento.
¿Es que loas
rojos españoles no son humanos porque son infrahumanos o es que se creen
superiores porque todo el que los contradiga merece ser descatalogado como
persona, para facilitar el progreso de las masas conocidas como chusma?
Ay, rojos
españoles, tan envilecidos por su condición de amorfa masa deshumanizada que
les preocupa solo la bellota que hozan en el suelo, y no la encina de la que
cayó su ruin alimento.
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