Cuando crees que
alguien tiene razón hay que reconocérselo, aunque sea ingles.
Inglesa es una
“Guia de España para xenófobos” en la que se lee que “el régimen de las
autonomías extendió la corrupción a toda España”
Desde luego, de lo
que no cabían dudas era de que lo de las autonomías era un contrasentido
anacrónico.
En 1978, cuando los
que hicieron la Constitución para repartirse entre ellos lo que había sido
únicamente de Franco, la informática permitía saber lo que ocurría en todos los
lugares desde uno arbitrariamente central porque confluían en él todos los
enlaces informáticos periféricos.
Y es que la
informática, como nos consta, permite saber lo que ocurre en cualquier lugar
del planeta desde sus antípodas.
¿Para qué servían
entonces las autonomías si la informática permitía saber lo que ocurra en
cualquier parte, en el momento en que está ocurriendo?
Para multiplicar
por 17 el número de empleados de la Administración Central, que gracias a la
Informática hubiera bastado para saber desde Madrid lo que está ocurriendo
tanto en las Canarias como en Cataluña.
¿Y cuál es el foco
infeccioso de la corrupción administrativa, que contagia la enfermedad?
Antes de 1978 el
foco estaba localizado en Madrid, de donde se extendía por el resto del
territorio español, en proporción inversa a su lejanía del centro.
Ahora las 17 Madrid
autonomizadas tienen más cercano el organismo al que le corresponda infectar,
por lo que el contagio llega con más vigor y mayor eficacia.
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