Andan los socialistas en esa fase
de la partida de naipes en la que el jugador tiene que descartarse para cambiar
las cartas que no le sirven por otras que le permitan ganar la jugada.
Si desecha las de Patxi López y
Pedro Sánchez, ¿tendrá más posibilidades de ganar que si se descarta de la de
Susana Diaz?
“El riesgo de que pierda Susana
Díaz no es ese, sino el hecho de que su derrota se llevara por delante la
alternativa socialista en Andalucía; y eso sí que provocaría un terremoto de
colosales dimensiones en el seno del PSOE”.
La advertencia la hace Juan
Carlos Rodriguez Ibarra en El Pais, el punto de apoyo de la palanca con la que
los socialistas movieron el mundo de la política española.
¿De qué le sirve al PSOE ganar
España entera si pierde su alma, que es Andalucía?
Los socialistas mandan en
Andalucía ininterrumpidamente desde que se inventó este invento que son las
autonomias y que sirve para fragmentar el poder que, si no es total, no es
poder.
Y lo han conseguido gracias a que
un partido que aspira a cambiar la sociedad como el PSOE resucitó el clientelismo, aquél
entramado de intereses sobre el que se asentaban la República y el Imperio
romanos.
Consistía en que el que aspiraba
a mandar favorecía con dineros y honores a los socialmente influyentes, que
repetían sucesivamente la operación con individuos gradualmente menos notables.
Era la simbiosis perfecta: el que
mandaba se elevaba al poder gracias al respaldo de los que había favorecido y
conservaba esa capacidad hasta que un competidor más manirroto ofreciera
ventajas más golosas.
(Podemos, que ofrece más dádivas
que el PSOE).
Por eso los socialistas
hispano-andaluces lo tienen crudo como les advierte Rodríguez Ibarra: si por la
improbable conquista de toda España pierden el alma socialista que es
Andalucía, más les valdría que Susana Diaz siguiera en su parcela andaluza.
Mejor pájaro en mano que ciento
volando.
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