El que siempre
haya estado mandando no puede hacerse idea de las fatiguitas que sufren los de
la oposición.
Por eso, y
desde hace unos años, los rojos españoles que quieren echar del gobierno a los
menos rojos que ellos, cada mes requieren asistencia sanitaria para superar el
esperrenque que les sobreviene indefectiblemente.
Coincide esa
sudoración fría, ese lenguamento de traba y esa jaqueca inmisericorde con la
publicación de la lista del paro obrero.
¡Con la
satisfacción y embeleso que los desbordaría si esas listas admitieran el
fracaso del gobierno porque tuviera que admitir que cada mes
trabajaran menos españoles que en el mes anterior!
Nunca, desde
luego, llegarán a admitir que los obreros, a los que consideran de su
patrimonio exclusivo, viven mejor con la derecha explotadora que con la
izquierda redentora.
Pero si los
datos del paro siguieran la tendencia estadística que tozudamente continúa desde
que la izquierda fue reemplazada en el gobierno por la derecha, tendrán que
tomar una decisión drástica:
a) Cambiar su
misión Obrera por la más acuciante de la metempsicosis, y defendert en sus
manifestaciones la transmigracion del alma,o
b)Confesar que
todos ellos eran íntimamente de derechas y que se proclamaba de izquierdas para
que su fracaso anticipado probara la eficacia de la derecha.
Así podrían
colocarse de comensales fijos del pesebre gubernamental.
Pero que se
den prisa porque, si no se abren de capa cuanto antes, el negro toro del
cachondeo le va a dar una cornada de pronóstico.
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