Un tio que escribe un párrafo de catorce líneas
con la pretensión de que otro lo lea es un asesino sutil y escurridizo que no
deja rastros de su delito.
Todo el que empiece a leer la prueba del delito
morirá indefectiblemente antes de acabar el párrafo asesino y los médicos
certificarán que su deceso fue debido a una súbita parada respiratoria.
El que crea que la propia vida vale menos que la
propia curiosidad, bajo su propia responsabilidad, tiene oportunidad de vivir
peligrosamente, como nos recomendaba a los fascistas Gabriele D,Anuunzio.
Que esos curiosos insensatos intenten llegar con
vida al final del párrafo de marras, transcrito del diario “Público”:
“El PP de los
más de ochocientos cargos imputados por corrupción, del Presidente del Gobierno
y de la cuarta autoridad del Estado -el Presidente del Senado-, teniendo que
declarar por la financiación ilegal de su partido, de Presidentes de
Comunidades Autónomas encarcelados por ladrones y conspiradores, de las
acusaciones falsas contra adversarios políticos con el abuso de policías
políticas, del Ministro de Justicia reprobado parlamentariamente, del Ministro
de Hacienda reprobado parlamentariamente, del Fiscal General del Estado y del
Fiscal Anticorrupción reprobados parlamentariamente, el PP del vaciamiento de
la hucha de las pensiones, de la amnistía fiscal y del regalo del dinero a los
bancos, dice que vamos a hablar de Venezuela -y les mandan documentos internos:
“¡Ahora, salid a morder!”- o del terrorismo de ETA, aunque hace más de cinco
años que, gracias al coraje de nuestra sociedad, aquellos asesinos no asesinan”.
Enhorabuena por su notable capacidad pulmonar a
los supervivientes.
Si alguien sobrevive a la lectura de un texto de
su autor, Juan Carlos Monedero, merece participar en ese programa de
encueratrices y garañones que patrocina Telecinco y que se desarrolla en un
paraje tropical deshabitado, pero
minuciosamente grabado por una multitud de operadores de cámara.
¿Por qué creen ustedes que se ha liado el lio del
que Venezuela es incapaz de salir?
Evidentemente, porque Monedero volvió locos a los
chavistas cuando estuvo allí para asesorarlos y, naturalmente, llevarse una
pasta por su asesoramiento.
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