Si lo he
entendido mal que Dios me perdone pero, si lo que he entendido lo he entendido
bien, que Dios nos asista.
La duda se
fundamenta en que parece que la última plaga con que los dioses implacables han
castigado a España, Pedro Sánchez, está la mar de contento porque ha acordado que
Alemania devuelva a todos los moros que lleguen a Alemania desde España.
Es de suponer
que los moros y demás emigrantes africanos que lleguen a Alemania procederán de otros países europeos
contiguos a África, por ejemplo España.
Así que los alemanes, que no son tontos, se
quedarán solo con los emigrantes que lleguen a su país en avión o desde el
norte y el este, países de economía tan pujante como la de Alemania y cuyos
naturales no necesitan emigrar.
Si ese ha sido
el resultado más llamativo del encuentro entre el ingenuo presidente español y
la astuta canciller alemana, más valdría que no volvieran a reunirse, ni
siquiera a hablar por teléfono.
De hecho, no
ya Sánchez sino ningun mandamás español de derecha, izquierda o centrifugado de
centro, debería hablar nunca con ningún mandamás alemán, europeo ni catalán.
Todos ellos
les harán comprar por cinco lo que vale uno. Y el comprador español, además,
alardeará de que los ha engañado.
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