Un monedero,
como su nombre indica, es un artilugio elaborado con diversos materiales y
provisto de un cierre, que evita que se caigan las monedas que en su interior
se guarden.
Hay múltiples
variedades de monederos, entre ellas Juan Carlos Monedero, el individuo que guardó
los 400.000 dólares o euros que le regalaron los golpistas venezolanos cuando
todavía no habían robado todo el dinero de su país, que ya han robado.
Como no solo a
Monedero le dieron dineros los revolucionarios venezolanos, su dadivosidad ha
desembocado en la ruina de los venezolanos que, de tener dinero para ahogar en
petróleo a media humanidad, han pasado a ser la nube de voraces langostas que han dejado en barbecho a
su país y a los países que limitan con Venezuela.
Y, aparte de
haberse llevado parte del dinero que Venezuela tenía cuando todavía tenía
dinero, ¿qué otra fechoría ha hecho
Monedero?
Pues que, como
los venezolanos se han quedado sin un céntimo gracias a lo que han robado los amigos venezolanos de Monedero, hay una
creciente hambruna que obliga a la población a guardar colas en los comercios
para comprar algo de comida antes de que se acabe.
¿Y Monedero ha
devuelto algo de lo que le quedaba de los 400.000 dólares que los ahora
hambrientos venezolanos le regalaron?
--Pues no, lo
que ha hecho es alabar las virtudes del racionamiento por su efecto igualitario
entre los colistas.
--Pues, bien
mirado, no le falta razón.
--Le falta
toda la razón porque, si las colas tuvieran esa virtud igualitaria, a los primeros
de la cola no les importaría pasar a ser los últimos.
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