Que la ciudad y
el mundo (urbi et orbe) lo sepan: si buscan a un chismoso que propale lo dicho en una
conversación privada, Pedro Sanchez es su hombre.
Y que el rey.
que lo es de todos los españoles, aprenda que no todos los españoles son tan discretos
como para no difundir públicamente y sin permiso lo tratado en una charla privada.
Es lo malo de
la democracia, esa aberración de que todos somos iguales que la vida desmiente:
si fuéramos iguales, todos seríamos chismosos como Pedro Sanchez o discretos
como los que lo antecedieron en la presidencia del gobierno.
Y es que en
éste mundo escandalosamente publicitado en que vivimos, todos los humanos
cabemos sin renunciar a lo que nos de
gustirrinin.
Si a Pedro
Sanchez le gusta salir en la televisión y hablar de intimidades, ¿por qué no
concursa en “mujeres , hombres y viceversa”?
Todos loas
oficios, en éste mundo globalizado, son honorables y su honorabilidad no
depende de lo que se hace, sino de la manera que se hace.
¿Por qué, si lo
que pirra al compañero Sanchez es contar lo tratado en la privacidad de un
despacho, no prueba a contar lo que haga en la privacidad del catre?
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