miércoles, 8 de mayo de 2019

LA SOLUCION ELECTORAL


Un letrero sobre la pantalla de un programa de antena 3 peguntaba esta mañana: “¿qué hay en juego en las elecciones europeas?”
Y uno, que lo que no sepa es porque no le conviene o no le interesa saberlo, cierra los labios como bebé al que no le gusta la papilla que quieren que se coma.
Hay que suponer que los candidatos que confían en llevarse el gato al agua son los más interesados en esas elecciones porque saben que, si las ganan, no tienen garantizadas las habichuelas para los próximos cuatro sino hasta los chuletones de Kobe salpìmentados con lagrimas de ángeles.
Y ¿para qué sirve un parlamentario europeo?
a) Para taparle la boca al que, si lo tuviera cerca, te daría el coñazo.
b) Para comprobar si es verdad eso de que la distancia es el olvido.
   Hay diputados al Parlamento Europeo que sospechan que el mero-mero de su partido los ha mandado lejos para taparles la boca. Son los listos.
Los torpes están convencidos de que es tan grande su talento que sería un desperdicio limitar su beneficio a los españoles,  y  privar de su influencia a europeos y otros menos favorecidos humanos.
Pero, de verdad, de verdad, ¿por qué hay diputados europeos y para qué sirven?
Como todos los políticos, y más si han sido electos para el cargo, no sirven para nada. De hecho, todo lo que hacen lo hacen malamente y a conciencia, para que los catetos se convenzan de la falta que hacen los políticos para arreglarlo.
--¿Y si en vez de arreglarlo lo empeoran?
--Obviamente, se echan nuevas elecciones.

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