Los
predicadores llevan siglos explicándolo: Cristo cargó la cruz en la que murió
en representación y beneficio redentor de todos los hombres.
¿Y qué son los
políticos sino cristos de pacotilla, que asumen sobre sus hombros la ominosa cruz
del poder, para redimir de sus pesares a todos sus conciudadanos?
Cristo murió
por asumir las culpas de todos los hombres, conciudadanos suyos de todas las
naciones, tribus y tiempos.
Los políticos
son menos pretenciosos: se conforman con asumir la responsabilidad de redimir a
sus compatriotas nacionales, autonómicos y, dentro de unos dias, municipales.
¿Y los
redimirán?
Tontos serían
si lo hicieran y. de tontos, no tienen nada.
La principal
virtud reconocida a los políticos es su solidaridad de clase, que explica todas
sus acciones y omisiones durante el ejercicio de su cargo.
A la luz de esa
linterna se explican las barrabasadas, tropelias y hasta latrocinios (¿o será
lazotrinios?) comunes a todos los políticos en el ejercicio de sus funciones,
Un politico
como debe ser (“comme il faut”), debe procurar robar, equivocarse y empeorar de
tal manera la situación general que heredó, que los ciudadanos estén ansiosos
de acudir a las urnas para elegir a su sucesor.
Que, si
demostrara solidaridad de casta con su antecesor y con el que será su sucesor,
meterá la pata lo más posible.
¿Solo la pata?
--Es obvio que
no hay que recomendarle que meta a mano.Ya lo sabe.
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