domingo, 21 de julio de 2019

COMO SIEMPRE, PARA SIEMPRE


A los observadores, que son esos individuos que miran sin parpadear lo que pasa, y reaccionan moviendo la cabeza de derecha a izquierda o de izquierda a derecha, les va a dar tortícolis.
Y es que la festejada transición cada vez parece más una transacción maquinada para cambiar el bonete del cura pero manteniéndole su hipócrita superioridad moral y su manía moralizadora de los demás.
El sistema, si acaso, se ha perfeccionado: los curas de antes señalaban como enemigo al que no creía lo que ellos predicaban.
Ahora, fragmentada la fe en tantos ídolos como partidos haya, es enemigo todo el que no acepte la bondad y preeminencia de su propio partido.
--Pero eso no es democracia…
--Eso, precisamente es la democracia: dice que somos iguales, a sabiendas de que todos somos diferentes unos de otros.
--Entonces, ¿qué va a pasar?
--Lo que lleva pasando unos cuantos de millones de años: que el que puede se come la mejor tajada del buey muerto y, por orden de fuerza, poder e ingenio, los demás tendrán que conformarse con las sobras que a los más fuertes, ingeniosos  y poderosos les hayan quedado--.
--Y, ¿habrá sobras parta todos?
--Si no las hubiera o hubiese, tendríamos que trabajar más y gastar menos.
--O pedir prestado…
--En esas estamos.

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