Si tuviera que explicarle a alguien de mi pueblo qué es un epígono
le diría que es una escurridura, lo que pufo haber sido y no es ni lo será.
--Un quiero y no puedo, un metro de solo 55 centimetros.
Xacto.
Pues hoy, en medio de una de mis más ineludibles obligaciones,
me espanté contemplando cómo un epígono de hombre humano, italiano por más
señas, intentaba convencer a una tertuliana de inequívoco sexo femenino qué era
ser mujer y lo que sentía y deseaba una mujer que fuera mujer.
--Ande usted ya…
---Despues de un rato de estupro (o estupor) conseguí
recuperar los andares y ya vuelvo a caminar más derecho que un poste de
telégrafos.
¿Y qué?
--Pues que si ese Fierabrás del trapicheo se las da con queso
a los españoles, hay que salir de naja sin volver la cara para mirar atrás.
--¿Y a donde vamos?
--A donde haya gente más tonta que le española.
--Quedémonos pues en España.
--Quedémonos pues.
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