miércoles, 14 de agosto de 2019

QUINIELA POLITICA


 Ojalá fuera complejo de inferioridad lo que uno tiene. Con ir al siquiatra, aguantar despierto mientras el tío se duerme escuchando las babosadas que uno suelta y sacándote un capital por no hacer nada, todo resuelto.
Del siquiatra saldrías silbando, bajo la sombra de los frondosos álamos del parque más cercano.
Pero…
¿Y si lo que de verdad tienes es conciencia de inferioridad?
Ahí se lió el lio.
Un suponer, eso de los políticos y la política, la conjunción más perniciosa que los dioses inculcaron a los hombres para que aprendieran que no todos somos iguales porque el que manda manda, y el que es mandado obedece.
¿Y esa diferencia es para siempre, tan eterna como el gazpacho?
--Casi porque si los obligados a obedecer ponen pié en pared y dicen hasta aquí hemos llegado, tienen que eliminarse entre ellos como en los partidos de futbol de la Copa y, cuando ya queden solamente dos, el que se cargue al otro es el que gana.
--Asunto ease complicado, ¿no le parece?
--Por ser complicado es entretenido y si además añades el asunto de las quinielas, es el cagalse.
--Se me ha ocurrido sobre la marcha, lo que demuestra mi innata genialidad: ¿y si se hicieran quinielas con la política?
--Te forras ineludiblemente que quiere decir de manera infalible, tan cierta como que de morir habemus.

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