Lo
han visto estos ojos a los que la bondad divina le permite todavía apreciar el
brillante ropaje de las aves, la bruma en la que se funden tierra y cielo en el
lejano horizonte, el rizo acompasado de las olas en el azul sin fin.
--¿Y
qué han visto? ¿qué han visto?
Pues
han visto, naturalmente a través de la televisión, cómo la policia de Barcelona
persuadía a un motorista que circulaba legalmente por una calle a que diera la
vuelta y se fuera con la música otra parte.
--Sus
razones tendrían los agentes.
--Desde
luego, que por la calzada, y en sentido contrario al del motorista, avanzaba
una masa de manifestantes haciendo real su derecho democrático de
manifestación.
--Pero
los manifestantes tendrían autorización para expresar su derecho a la protesta
ocupando la calzada por lo que, en ese caso, su derecho prevalecería sobre el
del motorista.
--¿Qué
derecho?
--El
democrático derecho que sustenta la democracia: que siendo todos iguales,
mientras más ciudadanos digan que de noche sale el sol, más brillará el sol a
medianoche.
--“Llegaron
los sarracenos/ y nos molieron a palos/que Dios ayuda a los malos/ cuando son
más que los buenos”.
Las
reglas de la democracia que tan gustosamente aceptó el motorista.
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