La gente que oye lo que se habla acaba hablando de lo que
oye.
¿Le importe o no lo
que se dice y de lo que se hable?
Eso carece de importancia.
El hombre humano, que es el unico bicho capaz de pensar, no
suele expresar lo que piensa cuando habla sino, más bien, disfrazar con
palabras la autenticidad de su pensamiento.
Y eso, ¿ por qué
es?
Porque, si dijera
lo que realmente piensa, perdería toda ventaja frente al que lo escuche y del
que espera sacar ventaja si cree lo que le está diciendo.
¿Y el que lo
escuche?
Hace como si
creyera lo que el otro le está diciendo, pero interiormente, y como sabe que lo están tratando de engañar, es
como si escuchara el ruido del agua al despeñarse por una catarata de 135 metros.
-- ¿De 135 metros?
--O de 136.
Y si lo que se
dice no tiene ningún valor para el que lo dice ni para el que lo escuche, ¿por
qué hablamos tanto?
--Por miedo al silencio. Porque al hablar y oir hablar nos
hacemos la ilusión de que no estamos solos.
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