miércoles, 4 de marzo de 2020

LO DE PLACIDO DOMINGO


  Lo de Placido Domingo es tan sorprendente que, si uno lo piensa despacito, no puede más que exclamar asombrado “hay que ver…”
   Un tio que se supone que canta ahora tan bien como cantaba desde los más terremotos tiempos de la prehistoria, no puede decir ni pio porque nadie quiere oírlo.
   --Se habrá quedado ronco, de tanto fumar.
   --Qué va…es que ahora se quejan las que antes no se quejaban de que les metio mano, o intentó meterles mano, a cambio de que las dejara cantar en sus espectáculos.
  --Espectáculos pornográficos, naturalmente.
   --Nada de eso. De ópera, esa modalidad de cante en la que los gritos abundan más que los susurros.
   --Y ahora, ¿qué va a pasar?
   --Pues que si quiere seguir cantando el que hasta ahora cobraba un dineral a los que pagaban por oírlo cantar, ya ha cantado eso de “miserere mei Deus” y lo de “perdona a tu pueblo, señor, perdónalo señor”.
    ¿Y si en vez de meterle mano a las señoras le hubiera metido mano a otros caballeros?
   --Pues nada, que para eso está lo de la libertad sexual.
   --  Coño, pues que Domingo cambie de gustos y salga a escena abrazando con pasión un ramo de magnolias.
   --O de azucenas.
  --De azucenas no, que siempre han simbolizado la casta inocencia.

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