sábado, 23 de mayo de 2020

LA OBEDIENCIA FELIZ


   Un Rey y jefe nominal del Estado que, como la sagrada forma, preside desde su custodia aislante la políticamente estratificada servidumbre de la chusma.
   Un Presidente del Gobierno que pontifica su verdad y delega en una especie de primer ministro la engorrosa tarea de amenazar y sobornar para que los gobernados no se desmadren.
   Un doble coro de senadores y diputados que cantan las decisiones del que manda, hasta que transfieran sus alabanzas al que lo sustituya en el mando.
   ¿Y la gente?
   Entre resignada y feliz porque han delegado en los que ellos mismos eligieron la responsabilidad de alimentarlos, vestirlos, y hasta de entretenerlos a través de la ubicua pantalla desde la que el que manda los guía.
  --¿Y la gente?
   --Contentísima porque ahora mandan los que ellos eligieron para que manden, aunque hay algunos que sospechan que tan jodido es enero como febrero.

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