Si bien se mira, y en estos tiempos en que el recurso a la fuerza
física está mal visto, manda el que tenga más capacidad de sobornar a los
demás.
¿Y los demás se
resisten mucho a que los sobornen?
--Ni mucho menos
porque el sobornado, si fracasara el propósito para el que se dejó sobornar,
culpará al que lo sobornó o a los que se opusieron a la trama.
--Pero eso es una
sinvergonzonería.
--¿Y qué debe hacer
una persona a la que le repugne, por acción u omisión, cooperar en las
granujadas de las granujas?
--Pues debería
dedicar su tiempo a contemplar cómo se deslizan por el íñigo celestial las
esponjosas nubes, a oir cómo trinan sus trinos las avecillas que hayan sobrevivido
al exterminio de los insecticidas.
--¿Y si uno se
contentara con il dolce far niente (el placentero no hacer nada)?
--Pues es la solución
más acertada al acertijo del ser y el hacer que es la vida.
--Esforcémonos,
pues, en vivir como si ya no estuviéramos (o estuviésemos) vivos.
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