La historia demuestra
que era certera aquella maledicencia de que Franco y España eran un concepto
indivisible.
Muerto Franco,
España entró en situación agónica con final que ya se presiente: su desaparición
como concepto que abarcaba a todos los habitantes que poblaban su geografía.
Quizá la nueva
España sea la España preborbónica, en la que los reyes de cada uno de sus reinos
era reconocido soberano únicamente en sus dominios.
Estas entidades autonómicas, con ínfulas
todas ellas de ser el eje a cuyo alrededor giran los planetas del sistema solar,
han llegado a la conclusión de que su peor enemigo es el gobierno del conjunto
que, en teoría debería prevalecer sobre todas y cada una de las fracciones.
En ésta España,
como en la de los tiempos de los Austria, no son sus habitantes los
beneficiarios de los esfuerzos de los que la pueblan.
En la de hace cinco
siglos, el producto de las ganancias españolas allegadas por la colonización y explotación
de tierras lejanas las destinaban sus reyes a la defensa del Imperio Austríaco.
-- ¿Y ahora?
--Ahora, las hordas
de políticos que se suceden en la explotación de España tienen un propósito más
razonable: el amejoramiento social y económico de cada uno de ellos y, por consiguiente,
de sus descendientes y otros allegados.
--Y eso, ¿cómo lo
hacen?
-- Con procedimientos similares a los de “la cosa nostra” de
las películas de cine: cargándose ( a tiros o con la ninguanacion de los que no
sean de su familia) porque pertenecen a otro partido).
--Ahora se explica uno
por qué lucharon tan brava y ferozmente contra el régimen opresor de Franco los
que acabaron con la dictadura.
-- Imperativo
moral. Lucharon por la democracia. Sacrificaron el confortable anonimato de sus
vidas por la incómoda fama, el rubor que les provocan los halagos y el denodado
esfuerzo para derrotar a las acechantes
fuerzas de la reacción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario