“Zapatero ofrecerá ampliar la ayuda social a los parados sin subsidio”, El Pais, 10-05-09.
Salvo obligacion profesional ineludible o compromiso familiar urgente, los que nos arranchamos unos días cada Enero en la Dehesa de El Castril, en La Puebla de los Infantes, no faltamos a la cita.
El pretexto del mitin anual es la caza de la perdiz con reclamo,una afición de fanáticos obsesivos.
Un ilustrado y próspero empresario de Sevilla y un viejo jubilado de Madrid somos los únicos del grupo que acudimos por la placidez del suave tiempo anticipadamente primaveral y la montaraz bellaza del paisaje sin participar en los intentos, casi siempre frustrados, de matar perdices en celo.
El empresario prefiere recorrer la sierra para buscar y encontrar enormes haces de espárragos para tortillas, revueltos y estofados.
El viejo, que es un servidor, se pasa el día sentado en la terraza mirando embobado las aguas del pantano de José Torán, contemplando el interminable bosque de chaparros, encinas y alcornoques o dando cortos paseos por sendas de tránsito cómodo, con una escopeta que nunca se decide a disparar.
Una noche, cuando languidecía la repetitiva discusión sobre los lances de la caza, el anfitrión empezó la letanía de todos los agricultores sobre las penurias de quienes se dedican a la agricultura y la ganadería.
Sixto Martínez Rastrojo, el anfitrión, lamentaba que el “Plan de Empleo Rural” (PER), hubiera pervertido el hábito de laboriosidad del campesino andaluz y amenazara el estímulo del esfuerzo personal como herramienta de progreso social.
--“--El PER lo cobra tanta gente”--afirmó—“porque se gana más en el paro que en un trabajo fijo”
El empresario de Sevilla, votante del PSOE por reacción a la saña contra una antepasada de los que acabaron con la República,discrepó.
Sixto, en lugar de discutir con el empresario, llamó a Manolo, que trabaja en la finca desde que era zagal.
--“Quinto”—le dijo—“mañana voy a darte de alta en la seguridad social”.
El empleado y amigo del agricultor—son de la misma quinta—perdió su jovial carácter crónico y apenas balbuceó angustiado: “¿He hecho algo mal, te has enfadado por algo?”
Y es que Manolo, el Quinto, no solamente cobraba el jornal que Sixto le pagaba sino que, además de beneficiarse del PER, conseguía que le firmaran las peonadas que dieran derecho a su mujer, su suegra y un par de hijos para que también cobraran el subsidio.
--“-Un día echamos cuentas”,-- relató el amigo y jefe de Manolo, con “el Quinto” asintiendo a lo que decía—-“ y, como administra todo el dinero que entra en su casa, le demostré que gana más que Felipe González”.
El mismo Felipe González que se lamentaba en La Moncloa, en una conversación en la que estaba presente el viejo que pasea la escopeta por la Dehesa del Castril sin dispararla nunca, de que el fraudulento cobro indiscriminado del PER fomentaba la corrupción administrativa y desalentaba la búsqueda de empleo.
Se terminó el gobierno de González y el del Partido Popular de Aznar, pero el PER continúa permitiendo a muchos andaluces y extremeños salir adelante sin asumir los inconvenientes de un empleo fijo.
Y seguirá así porque el presidente Rodríguez, aparentemente, se propone extender el PER a toda España.
domingo, 10 de mayo de 2009
jueves, 7 de mayo de 2009
FUTBOL, OPIO, MARX, ARBITRO, DIOS
Si ya corría peligro de que lo descatalogaran, a Carlos Marx no le faltaba más que el espectáculo de la noche del miércoles en el campo del Chelsea para que se convenciera de que la religión no es el opio de los pueblos, como sentenció en su “Contribución a la Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel”.
Porque el fútbol, y no la religión, es “la queja de la criatura oprimida, el sentimiento de un mundo sin corazón y el espíritu de un estado de cosas desalmado”.
Todo eso significó la liturgia de la que los pueblos fueron ayer testigos y participantes en Stamford Bridge, unas veces enervados y otras embelesados por el opio del fútbol.
El partido, además, enfrentó a dos maneras diferentes de entender la vida y de conseguir el objetivo último de la existencia: la gloria del triunfo sobre los contratiempos vitales.
Un enfrentamiento de civilizaciones, sin posibilidad de alianzas utópicas.
Los vestidos de amarillo se empeñaron en buscar el cielo a través de la belleza, la imaginación y la utopía de alcanzar la eficacia por medio de la estética.
Para los de azul, la consecución del fin que se habían propuesto justificaba los medios que emplearan para alcanzarlo, aunque supusieran prescindir de los adornos que entorpecieran su propósito.
Viajar, para los de amarillo, era pasear contemplando el paisaje y fundiéndose con las inesperadas sorpresas que hallaran en el camino.
Para los de azul, viajar era llegar lo más rápida y directamente posible a su destino, sin tarambainas de ríos que contemplar, bosques que admirar ni desconocidos con los que conversar y aprender.
Como en el campo de fútbol se demostró, la religión de los azules está más en consonancia con las aspiraciones del hombre de hoy que la de los de amarillo.
Hubieran ganado ese enfrentamiento de civilizaciones y de formas de entender la vida si no hubiera ejercido de Dios el árbitro, que está por encima de todos y sabe lo que es justo y bueno, aunque el que se crea perjudicado proteste sus decisiones.
Lo de Stamford Bridge, para quienes lo dudaban, demuestra que Dios sigue siendo necesario.
Porque el fútbol, y no la religión, es “la queja de la criatura oprimida, el sentimiento de un mundo sin corazón y el espíritu de un estado de cosas desalmado”.
Todo eso significó la liturgia de la que los pueblos fueron ayer testigos y participantes en Stamford Bridge, unas veces enervados y otras embelesados por el opio del fútbol.
El partido, además, enfrentó a dos maneras diferentes de entender la vida y de conseguir el objetivo último de la existencia: la gloria del triunfo sobre los contratiempos vitales.
Un enfrentamiento de civilizaciones, sin posibilidad de alianzas utópicas.
Los vestidos de amarillo se empeñaron en buscar el cielo a través de la belleza, la imaginación y la utopía de alcanzar la eficacia por medio de la estética.
Para los de azul, la consecución del fin que se habían propuesto justificaba los medios que emplearan para alcanzarlo, aunque supusieran prescindir de los adornos que entorpecieran su propósito.
Viajar, para los de amarillo, era pasear contemplando el paisaje y fundiéndose con las inesperadas sorpresas que hallaran en el camino.
Para los de azul, viajar era llegar lo más rápida y directamente posible a su destino, sin tarambainas de ríos que contemplar, bosques que admirar ni desconocidos con los que conversar y aprender.
Como en el campo de fútbol se demostró, la religión de los azules está más en consonancia con las aspiraciones del hombre de hoy que la de los de amarillo.
Hubieran ganado ese enfrentamiento de civilizaciones y de formas de entender la vida si no hubiera ejercido de Dios el árbitro, que está por encima de todos y sabe lo que es justo y bueno, aunque el que se crea perjudicado proteste sus decisiones.
Lo de Stamford Bridge, para quienes lo dudaban, demuestra que Dios sigue siendo necesario.
martes, 5 de mayo de 2009
POBRES COMISARIOS OLIMPICOS
En estos días en los que tan difícil se ha puesto encontrar trabajo, los parados de carácter apocado mendigan cualquier empleo que les ofrezcan.
Seguirán en paro. Porque, para encontrar trabajo, hay que ser audaz y no resignarse a las fruslerías mal pagadas que puedan ofrecer como una limosna los que, aprovechando la penuria ajena, aumentan la prosperidad propia.
Aunque solamente fuera como argucia táctica, el que busque empleo debería ser exigente y aceptar el trabajo solamente como favor al que quiera contratarlo.
Eso convencería al empresario de que, si no lo contrata, estará perdiendo una oportunidad, quizá única, de contar con el más valioso de sus posibles colaboradores.
Decía el clásico latino que, si hay que encomiar la belleza de una arboleda, que el bosque al que se cante sea digno de un cónsul.
Por eso, si alguien está buscando un empleo, que no se conforme con cualquier cosa y aspire por lo menos, y como favor desinteresado, a ser uno de los evaluadores de instalaciones y proyectos, comisionados por el Comité Olímpico Internacional para adjudicar los Juegos de 2016.
Evidentemente, es un oficio que exige grandes sacrificios y no poca humildad. Como ejemplo, las tribulaciones de los trece miembros del COI que andan ahora por Madrid. (Lo de andar es una forma de hablar, porque a todas partes los llevan en enormes coches).
Tienen que alojarse en un hotel de entre 535 y 806 euros la noche, aunque seguramente hubieran preferido uno más familiar que el Villamagna.
Sus entrevistas programadas con el alcalde, los príncipes, o el presidente del gobierno les impiden vestir cómodos pantalones estrechos y vistosas camisas amplias y, al final de la estancia en Madrid, sus estómagos les pasarán factura por tantas comilonas y cócteles.
Tienen que ir de la ceca a la meca--de Valdebebas a Alcorcón—sin compartir con los madrileños la agradable familiaridad tan excitante durante las horas-punta en el metro y siempre tienen que estar en guardia frente al peligro.
¿Que qué peligro? El de sucumbir a las tentaciones que los acechan, y se entere la prensa de alguno de los países que se quedarán sin organizar los Juegos de 2016.
Mucha prudencia, sacrificios e incomodidades se exige a los miembros de la comisión del Comité Olímpico Internacional que tiene la grave responsabilidad de adjudicar la sede olímpica de dentro de siete años.
Si fuera una tarea más placentera y agradecida, en vez de trece, serían trece mil sus miembros.
Seguirán en paro. Porque, para encontrar trabajo, hay que ser audaz y no resignarse a las fruslerías mal pagadas que puedan ofrecer como una limosna los que, aprovechando la penuria ajena, aumentan la prosperidad propia.
Aunque solamente fuera como argucia táctica, el que busque empleo debería ser exigente y aceptar el trabajo solamente como favor al que quiera contratarlo.
Eso convencería al empresario de que, si no lo contrata, estará perdiendo una oportunidad, quizá única, de contar con el más valioso de sus posibles colaboradores.
Decía el clásico latino que, si hay que encomiar la belleza de una arboleda, que el bosque al que se cante sea digno de un cónsul.
Por eso, si alguien está buscando un empleo, que no se conforme con cualquier cosa y aspire por lo menos, y como favor desinteresado, a ser uno de los evaluadores de instalaciones y proyectos, comisionados por el Comité Olímpico Internacional para adjudicar los Juegos de 2016.
Evidentemente, es un oficio que exige grandes sacrificios y no poca humildad. Como ejemplo, las tribulaciones de los trece miembros del COI que andan ahora por Madrid. (Lo de andar es una forma de hablar, porque a todas partes los llevan en enormes coches).
Tienen que alojarse en un hotel de entre 535 y 806 euros la noche, aunque seguramente hubieran preferido uno más familiar que el Villamagna.
Sus entrevistas programadas con el alcalde, los príncipes, o el presidente del gobierno les impiden vestir cómodos pantalones estrechos y vistosas camisas amplias y, al final de la estancia en Madrid, sus estómagos les pasarán factura por tantas comilonas y cócteles.
Tienen que ir de la ceca a la meca--de Valdebebas a Alcorcón—sin compartir con los madrileños la agradable familiaridad tan excitante durante las horas-punta en el metro y siempre tienen que estar en guardia frente al peligro.
¿Que qué peligro? El de sucumbir a las tentaciones que los acechan, y se entere la prensa de alguno de los países que se quedarán sin organizar los Juegos de 2016.
Mucha prudencia, sacrificios e incomodidades se exige a los miembros de la comisión del Comité Olímpico Internacional que tiene la grave responsabilidad de adjudicar la sede olímpica de dentro de siete años.
Si fuera una tarea más placentera y agradecida, en vez de trece, serían trece mil sus miembros.
domingo, 3 de mayo de 2009
DE TONTOS Y LISTOS
He pasado de la sospecha a la duda y empiezo a creer que eso de la sabiduría popular es una patraña banal o, lo que es peor, una argucia para dorarle la píldora a la plebe y ganarse su benevolencia.
Porque, en estos días de dolce far niente, en que los que todavía tienen trabajo han compartido la agradable tarea de no hacer nada con los que ya estamos jubilados, me he dedicado a indagar las razones por las que Esperanza Aguirre es la única gobernante de éste país a la que los sindicatos le han puesto la proa.
La gente dice que Esperanza Aguirre es más lista que una ardilla y que José Luis Rodríguez Zapatero es más tonto que Abundio.
Patrañas, infundios, palabrería vana porque, por mucho que la letra flamenca lo asegure, voz del pueblo no es voz del cielo.
Contra la sabiduría popular, el frío mentís de los hechos:
Mientras los sindicatos tienen a la Aguirre desvelada y ojerosa, a Zapatero lo dejan pimpante y lozano como una rosa.
A la Presidenta de la Comunidad de Madrid, que presume de haber hecho más hospitales, kilómetros de metro, escuelas, carreteras y otras obras públicas que nadie, los sindicatos le tapan la boca un día sí y otro también a la Televisión de su Comunidad y dicen que van a pararle el metro, del que tanto se ufana, el día que vengan los jerarcas olímpicos para estudiar la candidatura de Madrid.
Zapatero, que alardea de haberse traído de Irak unos soldados que llegaron a aquél país cuando ya había terminado la guerra y de haber echado a andar la alianza de las civilizaciones, los sindicatos tienen la cortesía de no recordarle los cuatro millones de trabajadores a los que tiene en paro y le doran la píldora, no para que les de trabajo, sino para que les prorrogue indefinidamente el subsidio de desempleo.
¿Por qué los sindicatos están tan a gusto con Zapatero y tan a disgusto con la Aguirre?
Evidentemente, porque Zapatero es el listo y la tonta es la presidenta de Madrid.
Zapatero sabe que, por muy caro que sea el precio de algo, siempre será barato si el dinero que tiene que pagar no es suyo. Por eso paga la paz sindical que necesita con el dinero del Estado que, al ser de todos, no es de nadie aunque sea el gobierno que preside el que lo administre.
La astuta Aguirre, por el contrario, es tan ingenua que todavía no se ha enterado de que su mayor preocupación debería ser que la reelijan en el cargo que tiene. Que se lo diga su colega de Francia, el marido de esa señora tan apetitosa que lió la marimonera en Madrid, en vísperas del aniversario de la que armaron sus compatriotas cuando lo de Napoleón.
Que se deje por tanto la joven Aguirre de preocuparse por los ciudadanos de su Comunidad, empiece la caridad por sí misma y compre la paz social que le están alterando.
Que la lista aprenda del torpe y le dé a los sindicatos las subvenciones que le pidan, coloque a sus liberados y los deje dirigir la televisión, el metro y, si se empeñan, hasta las orquestas y teatros de la Comunidad. Como Zapatero, comprar voluntades en vez de gastarse el dinero en inversiones para que las disfruten unos desagradecidos que, tarde o temprano, le negarán su voto.
Y si los sindicatos quieren cien por quedarse calladitos, que les dé mil.¿Será por dinero?
Porque, en estos días de dolce far niente, en que los que todavía tienen trabajo han compartido la agradable tarea de no hacer nada con los que ya estamos jubilados, me he dedicado a indagar las razones por las que Esperanza Aguirre es la única gobernante de éste país a la que los sindicatos le han puesto la proa.
La gente dice que Esperanza Aguirre es más lista que una ardilla y que José Luis Rodríguez Zapatero es más tonto que Abundio.
Patrañas, infundios, palabrería vana porque, por mucho que la letra flamenca lo asegure, voz del pueblo no es voz del cielo.
Contra la sabiduría popular, el frío mentís de los hechos:
Mientras los sindicatos tienen a la Aguirre desvelada y ojerosa, a Zapatero lo dejan pimpante y lozano como una rosa.
A la Presidenta de la Comunidad de Madrid, que presume de haber hecho más hospitales, kilómetros de metro, escuelas, carreteras y otras obras públicas que nadie, los sindicatos le tapan la boca un día sí y otro también a la Televisión de su Comunidad y dicen que van a pararle el metro, del que tanto se ufana, el día que vengan los jerarcas olímpicos para estudiar la candidatura de Madrid.
Zapatero, que alardea de haberse traído de Irak unos soldados que llegaron a aquél país cuando ya había terminado la guerra y de haber echado a andar la alianza de las civilizaciones, los sindicatos tienen la cortesía de no recordarle los cuatro millones de trabajadores a los que tiene en paro y le doran la píldora, no para que les de trabajo, sino para que les prorrogue indefinidamente el subsidio de desempleo.
¿Por qué los sindicatos están tan a gusto con Zapatero y tan a disgusto con la Aguirre?
Evidentemente, porque Zapatero es el listo y la tonta es la presidenta de Madrid.
Zapatero sabe que, por muy caro que sea el precio de algo, siempre será barato si el dinero que tiene que pagar no es suyo. Por eso paga la paz sindical que necesita con el dinero del Estado que, al ser de todos, no es de nadie aunque sea el gobierno que preside el que lo administre.
La astuta Aguirre, por el contrario, es tan ingenua que todavía no se ha enterado de que su mayor preocupación debería ser que la reelijan en el cargo que tiene. Que se lo diga su colega de Francia, el marido de esa señora tan apetitosa que lió la marimonera en Madrid, en vísperas del aniversario de la que armaron sus compatriotas cuando lo de Napoleón.
Que se deje por tanto la joven Aguirre de preocuparse por los ciudadanos de su Comunidad, empiece la caridad por sí misma y compre la paz social que le están alterando.
Que la lista aprenda del torpe y le dé a los sindicatos las subvenciones que le pidan, coloque a sus liberados y los deje dirigir la televisión, el metro y, si se empeñan, hasta las orquestas y teatros de la Comunidad. Como Zapatero, comprar voluntades en vez de gastarse el dinero en inversiones para que las disfruten unos desagradecidos que, tarde o temprano, le negarán su voto.
Y si los sindicatos quieren cien por quedarse calladitos, que les dé mil.¿Será por dinero?
miércoles, 29 de abril de 2009
TUFOS MALOLIENTES DE LA GRIPE PORCINA
El licenciado Herrera Beltrán está irritado porque nadie cree, como tozudamente repite, que la peste porcina que tiene atemorizado a todo el mundo se originó en China.
Su teoría, expuesta en un mensaje desde el Palacio de Gobierno de Veracruz, estado mexicano del que Fidel Herrera Beltrán es Gobernador, es que el brote epidémico brotó en China “y de ahí llegó, por pasajeros, a Norteamérica y seguramente al Distrito Federal y al Estado de México.”
Alejandro Valdés, chiapaneco de San Cristóbal de las Casas, sospecha que el licenciado busca culpables tan lejos para eludir la responsabilidad en que podría haber incurrido por no atajar a tiempo la epidemia.
Alejandro Escobar Mesa, subdirector de prevención y control de enfermedades de la Secretaria (Ministerio) de Salud y Asistencia del gobierno federal mexicano, dice que en el poblado La Gloria, del municipio veracruzano de Perote, 500 de sus 2.243 habitantes sufrieron enfermedades respiratorias entre Diciembre y Marzo, de las que dos murieron por neumonía.
En su mensaje, el gobernador de Veracruz desmintió que el primer contagio a humanos de la peste porcina hubiera ocurrido en la explotación ganadera de Perote Granjas Carroll , con instalaciones en los estados de Puebla y Veracruz.
La empresa corroboró que no tiene registrados casos de influenza en ninguno de sus 907 empleados, en sus 60.000 marranas de cría ni en el medio millón de cerdos de sus corralejas.
Aunque parece indudable que Edgar Enrique Hernandez, un niño de cinco años de La Gloria, todavía convaleciente, fue el primer humano al que se confirmó el contagio, el gobernador insiste en que no fue en su Estado donde se inició la epidemia.
Según el diario “El Universal”, son muchos los veracruzanos convencidos de que su gobernador defiende sus propios intereses cuando niega que el brote surgiera en alguna de las pocilgas de Granjas Carroll.
Fidel Herrera Beltrán es, por lo menos, un personaje discutido. Sus partidarios pronostican que será el candidato de su Partido, el Revolucionario Institucional,(PRI) para las elecciones presidenciales de 2012, cuando finalice el sexenio de Felipe Calderón, del Partido Acción Nacional (PAN).
Los que lo acusan, sin embargo, dicen que debe su actual posición política a intereses tan turbios como la connivencia con “Los Zetas”, sicarios del cártel narcotraficante del Golfo, infiltrados en el aparato burocrático, policial y militar en varios estados mexicanos y responsables de centenares de asesinatos y secuestros
Periódicos mexicanos aseguran que un informe del Mando Conjunto de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos (USJFCOM) incluye el nombre de Herrera entre una lista de políticos mexicanos que amparan el tráfico de drogas a Estados Unidos.
Puede que el reciente arresto por el ejército de Germán Torres, uno de los fundadores y “z-25” de Los Zetas, prófugo de sus compinches que lo perseguían por temor a que hablara, aclare el supuesto padrinazgo político de la banda.
Si es que su captura tiene por objeto hacerlo hablar y no, como temen algunos, sellarle la boca.
Su teoría, expuesta en un mensaje desde el Palacio de Gobierno de Veracruz, estado mexicano del que Fidel Herrera Beltrán es Gobernador, es que el brote epidémico brotó en China “y de ahí llegó, por pasajeros, a Norteamérica y seguramente al Distrito Federal y al Estado de México.”
Alejandro Valdés, chiapaneco de San Cristóbal de las Casas, sospecha que el licenciado busca culpables tan lejos para eludir la responsabilidad en que podría haber incurrido por no atajar a tiempo la epidemia.
Alejandro Escobar Mesa, subdirector de prevención y control de enfermedades de la Secretaria (Ministerio) de Salud y Asistencia del gobierno federal mexicano, dice que en el poblado La Gloria, del municipio veracruzano de Perote, 500 de sus 2.243 habitantes sufrieron enfermedades respiratorias entre Diciembre y Marzo, de las que dos murieron por neumonía.
En su mensaje, el gobernador de Veracruz desmintió que el primer contagio a humanos de la peste porcina hubiera ocurrido en la explotación ganadera de Perote Granjas Carroll , con instalaciones en los estados de Puebla y Veracruz.
La empresa corroboró que no tiene registrados casos de influenza en ninguno de sus 907 empleados, en sus 60.000 marranas de cría ni en el medio millón de cerdos de sus corralejas.
Aunque parece indudable que Edgar Enrique Hernandez, un niño de cinco años de La Gloria, todavía convaleciente, fue el primer humano al que se confirmó el contagio, el gobernador insiste en que no fue en su Estado donde se inició la epidemia.
Según el diario “El Universal”, son muchos los veracruzanos convencidos de que su gobernador defiende sus propios intereses cuando niega que el brote surgiera en alguna de las pocilgas de Granjas Carroll.
Fidel Herrera Beltrán es, por lo menos, un personaje discutido. Sus partidarios pronostican que será el candidato de su Partido, el Revolucionario Institucional,(PRI) para las elecciones presidenciales de 2012, cuando finalice el sexenio de Felipe Calderón, del Partido Acción Nacional (PAN).
Los que lo acusan, sin embargo, dicen que debe su actual posición política a intereses tan turbios como la connivencia con “Los Zetas”, sicarios del cártel narcotraficante del Golfo, infiltrados en el aparato burocrático, policial y militar en varios estados mexicanos y responsables de centenares de asesinatos y secuestros
Periódicos mexicanos aseguran que un informe del Mando Conjunto de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos (USJFCOM) incluye el nombre de Herrera entre una lista de políticos mexicanos que amparan el tráfico de drogas a Estados Unidos.
Puede que el reciente arresto por el ejército de Germán Torres, uno de los fundadores y “z-25” de Los Zetas, prófugo de sus compinches que lo perseguían por temor a que hablara, aclare el supuesto padrinazgo político de la banda.
Si es que su captura tiene por objeto hacerlo hablar y no, como temen algunos, sellarle la boca.
lunes, 27 de abril de 2009
AGENCIA EFE: PELIGRO DE DESGUACE
Acabar con la fragmentación de España, de la que culpaba a la República, fue la excusa de Franco para alzarse en armas y desencadenar la guerra civil.
Para Franco, como para sus colegas totalitarios de la época, lo que su mano no controlaba suponía para la Patria un peligro suicida de desintegración.
La diversidad era, para Stalin, Mussolini, Hitler o Franco, una amenaza para la unidad, por lo que impusieron a las sociedades de sus países el partido único, un sindicato único, una raza única y combatieron las creencias religiosas o favorecieron un culto único.
En 1939, recién derrotada la República y en congruencia con ese intento totalitario de unidad, Franco impulsó la fusión de las agencias de noticias FARO, FABRA Y FEBUS, que en la zona republicana habían representado la diversidad ahora proscrita, para fundar EFE.
La nueva Agencia de Prensa, además, tenía como misión patriótica cohesionar la España fragmentada en dos mitades beligerantes, para impulsar la Imperial España Una, Grande y Libre que resurgiera de las ruinas de la guerra.
Los responsables que se sucedieron al frente de la Agencia pusieron su mejor voluntad, con resultados dispares, en dignificar el trabajo de EFE, y siempre intentaron que la asepsia que se exige de una agencia de prensa fuera la vacuna profesional contra su manipulación política.
Carlos Mendo Baos, como Director General, sacó a EFE de las fronteras nacionales en 1965 y, gracias a su expansión por Hispanoamérica, obligó a la Agencia española a profesionalizar los servicios informativos que ofrecía a sus clientes para que fueran aceptados por periódicos latinoamericanos de todas las ideologías.
Desde el castrista Bohemia, el izquierdista mexicano Excelsior, el también mexicano El Heraldo, activamente conservador o el anticastrista “El Diario de las Américas”, de Miami, recibían y publicaban los mismos textos de EFE, asépticamente desprovistos de opiniones ideológicas para que la pureza de la información la aceptaran todos.
Ha sufrido la Agencia, a lo largo de su historia, errores de sus responsables que amenazaron su existencia: la administración que se hizo cargo de EFE y de sus 647 trabajadores en 1986, decidió comprometer la empresa en el lanzamiento de Telemadrid y, cuando fue cesada en 1996, la plantilla ascendía a 1.300 empleados.
El inevitable Expediente de Regulación de Empleo privó a la Agencia de sus más experimentados profesionales que, equivocadamente, la Dirección nombrada por el Partido Popular creía afines al Partido Socialista.
Es facultad de los gobiernos nombrar a los máximos responsables de la Agencia y algunos adoptaron medidas que amenazaron su supervivencia aunque la que sucedió a la del ERE, socialista ahora, puede que lo consiga.
Aduciendo la necesidad de adecuarse a la Ley de Autónomos, se ha quedado sin los corresponsales locales que, como colaboradores, surtían de noticias desde más de 4.000 pueblos de España al servicio informativo de EFE.
Sin información local, y con la nacional e internacional al alcance de todos gracias al desarrollo tecnológico, EFE deja de ser lo que, hasta ahora, le permitió sobrevivir.
Para Franco, como para sus colegas totalitarios de la época, lo que su mano no controlaba suponía para la Patria un peligro suicida de desintegración.
La diversidad era, para Stalin, Mussolini, Hitler o Franco, una amenaza para la unidad, por lo que impusieron a las sociedades de sus países el partido único, un sindicato único, una raza única y combatieron las creencias religiosas o favorecieron un culto único.
En 1939, recién derrotada la República y en congruencia con ese intento totalitario de unidad, Franco impulsó la fusión de las agencias de noticias FARO, FABRA Y FEBUS, que en la zona republicana habían representado la diversidad ahora proscrita, para fundar EFE.
La nueva Agencia de Prensa, además, tenía como misión patriótica cohesionar la España fragmentada en dos mitades beligerantes, para impulsar la Imperial España Una, Grande y Libre que resurgiera de las ruinas de la guerra.
Los responsables que se sucedieron al frente de la Agencia pusieron su mejor voluntad, con resultados dispares, en dignificar el trabajo de EFE, y siempre intentaron que la asepsia que se exige de una agencia de prensa fuera la vacuna profesional contra su manipulación política.
Carlos Mendo Baos, como Director General, sacó a EFE de las fronteras nacionales en 1965 y, gracias a su expansión por Hispanoamérica, obligó a la Agencia española a profesionalizar los servicios informativos que ofrecía a sus clientes para que fueran aceptados por periódicos latinoamericanos de todas las ideologías.
Desde el castrista Bohemia, el izquierdista mexicano Excelsior, el también mexicano El Heraldo, activamente conservador o el anticastrista “El Diario de las Américas”, de Miami, recibían y publicaban los mismos textos de EFE, asépticamente desprovistos de opiniones ideológicas para que la pureza de la información la aceptaran todos.
Ha sufrido la Agencia, a lo largo de su historia, errores de sus responsables que amenazaron su existencia: la administración que se hizo cargo de EFE y de sus 647 trabajadores en 1986, decidió comprometer la empresa en el lanzamiento de Telemadrid y, cuando fue cesada en 1996, la plantilla ascendía a 1.300 empleados.
El inevitable Expediente de Regulación de Empleo privó a la Agencia de sus más experimentados profesionales que, equivocadamente, la Dirección nombrada por el Partido Popular creía afines al Partido Socialista.
Es facultad de los gobiernos nombrar a los máximos responsables de la Agencia y algunos adoptaron medidas que amenazaron su supervivencia aunque la que sucedió a la del ERE, socialista ahora, puede que lo consiga.
Aduciendo la necesidad de adecuarse a la Ley de Autónomos, se ha quedado sin los corresponsales locales que, como colaboradores, surtían de noticias desde más de 4.000 pueblos de España al servicio informativo de EFE.
Sin información local, y con la nacional e internacional al alcance de todos gracias al desarrollo tecnológico, EFE deja de ser lo que, hasta ahora, le permitió sobrevivir.
domingo, 26 de abril de 2009
PSOE: ALMUNIA POR ZAPATERO
Son tantas las ocasiones en las que su actuación posterior desmintió sus afirmaciones previas, que hay que ser muy cándido para no sospechar que, cuando dice que algo es verdad, está mintiendo.
Pero, por una vez al menos, estoy dispuesto a creer que es cierto, como lo oí decir el otro día en televisión, que “le resbalan” los consejos de que cambie el enfoque de su lucha suicida para sacar a España de la crisis económica.
Ojalá se equivoquen quienes creen que sus medidas, más que resolver el problema, lo agravan.
Si José Luis Rodríguez Zapatero acierta y sus críticos se equivocan, todos ganaremos y no solamente el Presidente del Gobierno.
De las predicciones de sus críticos, nadie se acordará pasado mañana, en éste país de amnésicos.
Pero, ¿y si son sus críticos los que aciertan y el Presidente se equivoca? Dios no lo quiera porque perderemos todos y, cuando llegue el momento de buscar responsables del fracaso, el dedo acusador apuntará a Zapatero y a los dirigentes de su Partido que compartieron la ceguera de su tozudez.
Zapatero pagará su error al perder su cargo pero, para que algún socialista vuelva a La Moncloa en un futuro previsible, muy escandalosamente mala tendrá que ser la gestión de los adversarios políticos que sucedan a los socialistas.
Si no le resbalaran las advertencias de los que le avisan que va por mal camino y admitiera que podría estar equivocado, no sería el primer caso en el que un político deja paso a otro dispuesto a seguir los consejos de quienes aconsejan un camino diferente.
Winston Churchill, como primer lord del Almirantazgo, formaba parte del gabinete de Neville Chamberlain y lo sucedió cuando la tragedia de la guerra convenció al Primer Ministro inglés del fracaso de su política de apaciguamiento con Adolf Hitler.
En el partido de Zapatero, un prestigioso economista que lo antecedió en la secretaría general del partido y es ahora comisario de Economía de la Comisión Europea, ha aconsejado medidas diferentes de las que José Luis Rodríguez Zapatero se niega a poner en vigor porque, en un gesto de soberbia barriobajera, dice que “le resbalan”.
No todos servimos para todo, nadie es infalible y la persistencia en el error, aunque moralmente justificado por la mejor de las intenciones, está causando mucho daño a muchas personas.
Por la confianza que sus electores depositaron al elegirlo, no se merecen que se niegue a escuchar los consejos que le dan. Si no se fía de sus adversarios políticos, que confíe en sus camaradas y, si sus escrúpulos ideológicos le impiden cambiar su política, que llame a Joaquín Almunia.
Pero, por una vez al menos, estoy dispuesto a creer que es cierto, como lo oí decir el otro día en televisión, que “le resbalan” los consejos de que cambie el enfoque de su lucha suicida para sacar a España de la crisis económica.
Ojalá se equivoquen quienes creen que sus medidas, más que resolver el problema, lo agravan.
Si José Luis Rodríguez Zapatero acierta y sus críticos se equivocan, todos ganaremos y no solamente el Presidente del Gobierno.
De las predicciones de sus críticos, nadie se acordará pasado mañana, en éste país de amnésicos.
Pero, ¿y si son sus críticos los que aciertan y el Presidente se equivoca? Dios no lo quiera porque perderemos todos y, cuando llegue el momento de buscar responsables del fracaso, el dedo acusador apuntará a Zapatero y a los dirigentes de su Partido que compartieron la ceguera de su tozudez.
Zapatero pagará su error al perder su cargo pero, para que algún socialista vuelva a La Moncloa en un futuro previsible, muy escandalosamente mala tendrá que ser la gestión de los adversarios políticos que sucedan a los socialistas.
Si no le resbalaran las advertencias de los que le avisan que va por mal camino y admitiera que podría estar equivocado, no sería el primer caso en el que un político deja paso a otro dispuesto a seguir los consejos de quienes aconsejan un camino diferente.
Winston Churchill, como primer lord del Almirantazgo, formaba parte del gabinete de Neville Chamberlain y lo sucedió cuando la tragedia de la guerra convenció al Primer Ministro inglés del fracaso de su política de apaciguamiento con Adolf Hitler.
En el partido de Zapatero, un prestigioso economista que lo antecedió en la secretaría general del partido y es ahora comisario de Economía de la Comisión Europea, ha aconsejado medidas diferentes de las que José Luis Rodríguez Zapatero se niega a poner en vigor porque, en un gesto de soberbia barriobajera, dice que “le resbalan”.
No todos servimos para todo, nadie es infalible y la persistencia en el error, aunque moralmente justificado por la mejor de las intenciones, está causando mucho daño a muchas personas.
Por la confianza que sus electores depositaron al elegirlo, no se merecen que se niegue a escuchar los consejos que le dan. Si no se fía de sus adversarios políticos, que confíe en sus camaradas y, si sus escrúpulos ideológicos le impiden cambiar su política, que llame a Joaquín Almunia.
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