Se aconseja evocar las enseñanzas del pasado para desentrañar los misterios del presente por lo que nadie mejor que Lucius Anneus Séneca, el maestro cordobés de ayer que tanto necesitan los alumnos cordobeses de hoy, para descifrar el enigma de los indignados.
Más incomprensible que el hombre, el mayor de los misterios, es la paulatina evolución a la violencia, la intransigencia y el totalitarismo de un movimiento que, como el de los indignados, nació plural, cándido y tolerante.
Puede que esa mutación en el comportamiento de los indignados, como la que se operó en 1820 en el naranjo del jardín de un monasterio de Brasil y que originó la variedad “navel”, haya sido espontánea y achacable a un capricho de la naturaleza.
Pero sería ingenuo descartar que la inocente efervescencia de la concentración de los indignados no haya sido manipulada para conseguir un efecto que bastardee su pureza original.
¿Qué diría el maestro Séneca? Ya lo hizo hace 20 siglos en su tragedia Medea :”cui prodest scelus, is fecit”. (“Aquel a quien aproveche el crimen es quien lo ha cometido”).
Soy cordobés como el maestro, pero me enveneno lentamente fumando, y no de una vez con cicuta.
Tampoco soy tan listo como Séneca, pero casi tan intuitivo como él porque, desde el primer momento, adiviné que el Partido Popular, que se beneficia de que la cordera se haya vuelto fiera de tanto acariciarla el PSOE, es el culpable del cambio de actitud de los indignados.
Séneca y yo estamos convencidos de que la perfidia del PP ha endemoniado el paradisíaco convivio de amor, paz, hermandad y buena voluntad de aquél botellón sin alcohol que fue la Puerta del Sol hasta transformarlo en la turba airada de Barcelona.
¿Y para qué?
Para justificar a Esperanza Aguirre, que comparó acertadamente el de los indignados con uno más de los fenómenos precursores de los totalitarismos.
miércoles, 15 de junio de 2011
domingo, 29 de mayo de 2011
DEMOCRACIA PERFECTA PARA DESIGNAR A RUBALCABA
Además de un anhelo tan inalcanzable como la felicidad, la democracia es un sistema de organización del Estado en que decide directamente el pueblo en asambleas, plebiscitos y referendos o, de forma indirecta, a través de representantes en los que delega la toma de decisiones.
El criterio de la mayoría, “los más” numerosos tras el cómputo de todas las opiniones expresadas libremente, prevalece sobre el de los discrepantes, que pueden o no quedar fraccionados en diferentes minorías.
En un sistema de democracia indirecta, como el español, los representantes de distintas minorías pueden sumar sus votos hasta prevalecer sobre la mayoría.
En la organización del Estado conocida por democracia son esenciales la garantía del derecho del ciudadano o de sus delegados para que expresen libremente su criterio y, como consecuencia, la formación de mayorías y menorías.
Es caracteristico de las Dictaduras la unanimidad de criterios pero hay dictadores que alardean de que la ausencia de discrepancia denota el más alto grado de democracia, el de la aceptación coincidente de la elección más adecuada.
Ejemplos no faltan para ilustrar ese peculiar sistema democrático, en el que la unanimidad desterró la imperfección democrática de mayorías y minorías: Lenin, Stalin, Mao, Castro, Hitler, o Mussolini son casos ilustrativos lejanos de ese respaldo unánime a sus dirigentes por parte de sus pueblos.
También se han dado casos en España del mismo fenómeno: el ya más lejano de Franco y el más cercano de Zapatero-Rubalcaba en la reunión que, por unanimidad, respaldó la propuesta del primero de ellos para que el segundo sea el candidato de su Partido a las próximas elecciones generales.
El criterio de la mayoría, “los más” numerosos tras el cómputo de todas las opiniones expresadas libremente, prevalece sobre el de los discrepantes, que pueden o no quedar fraccionados en diferentes minorías.
En un sistema de democracia indirecta, como el español, los representantes de distintas minorías pueden sumar sus votos hasta prevalecer sobre la mayoría.
En la organización del Estado conocida por democracia son esenciales la garantía del derecho del ciudadano o de sus delegados para que expresen libremente su criterio y, como consecuencia, la formación de mayorías y menorías.
Es caracteristico de las Dictaduras la unanimidad de criterios pero hay dictadores que alardean de que la ausencia de discrepancia denota el más alto grado de democracia, el de la aceptación coincidente de la elección más adecuada.
Ejemplos no faltan para ilustrar ese peculiar sistema democrático, en el que la unanimidad desterró la imperfección democrática de mayorías y minorías: Lenin, Stalin, Mao, Castro, Hitler, o Mussolini son casos ilustrativos lejanos de ese respaldo unánime a sus dirigentes por parte de sus pueblos.
También se han dado casos en España del mismo fenómeno: el ya más lejano de Franco y el más cercano de Zapatero-Rubalcaba en la reunión que, por unanimidad, respaldó la propuesta del primero de ellos para que el segundo sea el candidato de su Partido a las próximas elecciones generales.
jueves, 26 de mayo de 2011
RUBALCABA, A LA SOMBRA DE ZAPATERO
El ciprés puede alcanzar una altura de 20 metros y su sombra, cuando el sol poniente la proyecta sobre el suelo, es tenebrosamente alargada.
En los cementerios, la alargada sombra del ciprés presagia desventuras lóbregas a quien en ella busca cobijo.
Tan tétricas como la de José Luis Rodríguez Zapatero sobre la fortuna del candidato del PSOE a las elecciones generales, si lo hiciera a la sombra del todavía secretario general del partido.
Algunos socialistas prudentes lo saben y, como en un ritual de exorcismo preventivo, pretenden redimir al candidato de la sombra ominosa de Zapatero forzando su salida de la Secretaría General por la puerta franca de un Congreso.
Arduo empeño: tan vacunado como Satanás de exorcismos o Noé de borrascas aparentemente inofensivas, Zapatero lo está de trucos politiqueros.
Después de la estratégica retirada de la delfina Carme Chacón y casi difuminado el reto frontal de Pachi López, las primarias como solución del propio Zapatero para designar sucesor parecen garantizadas.
Queda, a 48 horas del desenlace del pleito, la solución Rubalcaba como única aparente de una competición por la sucesión sin contrincantes que la ennoblezcan.
¿Se atreverá el taimado Alfredo Pérez Rubalcaba a presentarse a las elecciones por el Partido Socialista como heredero, y tutelado por Zapatero desde la secretaría general del PSOE?
Si quiere convencer de que su proyecto difiere del que tan lealmente ha ayudado a Zapatero a protagonizar, todavía tiene tiempo: le basta con sumarse a quienes piden la celebración de un Congreso para que el Partido Socialista acuda a las urnas dirigido por un nuevo secretario general.
Si Rubalcaba pretende suceder a Zapatero en la Presidencia del Gobierno, sin haberlo desplazado antes de la Secretaría General del Partido, los electores tienen derecho a sospechar que, aunque voten otro nombre, seguirán votando la continuación de lo mismo.
Como la del ciprés del camposanto, la sombra de Zapatero es alargada y, por ahora, cobija a Rubalcaba.
En los cementerios, la alargada sombra del ciprés presagia desventuras lóbregas a quien en ella busca cobijo.
Tan tétricas como la de José Luis Rodríguez Zapatero sobre la fortuna del candidato del PSOE a las elecciones generales, si lo hiciera a la sombra del todavía secretario general del partido.
Algunos socialistas prudentes lo saben y, como en un ritual de exorcismo preventivo, pretenden redimir al candidato de la sombra ominosa de Zapatero forzando su salida de la Secretaría General por la puerta franca de un Congreso.
Arduo empeño: tan vacunado como Satanás de exorcismos o Noé de borrascas aparentemente inofensivas, Zapatero lo está de trucos politiqueros.
Después de la estratégica retirada de la delfina Carme Chacón y casi difuminado el reto frontal de Pachi López, las primarias como solución del propio Zapatero para designar sucesor parecen garantizadas.
Queda, a 48 horas del desenlace del pleito, la solución Rubalcaba como única aparente de una competición por la sucesión sin contrincantes que la ennoblezcan.
¿Se atreverá el taimado Alfredo Pérez Rubalcaba a presentarse a las elecciones por el Partido Socialista como heredero, y tutelado por Zapatero desde la secretaría general del PSOE?
Si quiere convencer de que su proyecto difiere del que tan lealmente ha ayudado a Zapatero a protagonizar, todavía tiene tiempo: le basta con sumarse a quienes piden la celebración de un Congreso para que el Partido Socialista acuda a las urnas dirigido por un nuevo secretario general.
Si Rubalcaba pretende suceder a Zapatero en la Presidencia del Gobierno, sin haberlo desplazado antes de la Secretaría General del Partido, los electores tienen derecho a sospechar que, aunque voten otro nombre, seguirán votando la continuación de lo mismo.
Como la del ciprés del camposanto, la sombra de Zapatero es alargada y, por ahora, cobija a Rubalcaba.
viernes, 6 de mayo de 2011
BILDU-RUBALCABA, ¿CAUSALIDAD O CASUALIDAD?
La experiencia aconseja establecer una relación de causalidad entre acontecimientos aparentemente ajenos, achacables a la casualidad.
Por ejemplo: en Abril de 2006, José Luis Rodríguez Zapatero nombró ministro del Interior—el departamento ministerial dedicado en cuerpo y alma desde hace 40 años a luchar contra el terrorismo de ETA—a Alfredo Pérez Rubalcaba.
El 30 de Junio de ese año, Zapatero anunció un cambio radical en la política antiterrorista inspirada en el Pacto con el Partido Popular, que había apadrinado, y notificó el inicio de negociaciones con ETA.
¿Estoy sugiriendo que el nombramiento de Rubalcaba hace cinco años ha dado sus frutos, al enmendar la plana el Tribunal Constitucional al Tribunal Supremo para que ETA esté representada en las elecciones?.
Sí.
Pero que nadie se rasgue las vestiduras ni ponga cenizas en sus cabellos, en caso de que los conserve.
Personalmente, me parece muy bien que, en una democracia como dicen que es ésta, hasta los antidemócratas puedan tener voz y solicitar el respaldo de los votantes para acabar con el sistema.
Ni a la opinión ni a palabras que no ofendan a los demás hay que tenerles miedo porque, como Benito Juárez predicó, el respeto al derecho ajeno es la paz.
Los que no se sientan españoles tienen derecho a rechazar la nacionalidad española, a persuadir a otros para que los secunden y a proponer una identidad nacional diferente.
Pero sin emplear la violencia ni la coacción para imponer por la fuerza la aceptación o el sometimiento de los que discrepen.
Un sistema que garantice el derecho a la libre elección de nacionalidad tiene una contrapartida: la garantía de la protección de los discrepantes y la certeza del castigo implacable contra quien induzca o ejerza violencia para imponer su derecho.
La justicia de Obama, sin los escrúpulos de González.
Pero, ¿es la independencia del Pais Vasco, como dicen, lo que subyace en el programa de Bildu, la ETA electoral?
Eso es lo que nos habían hecho creer quienes, aparentemente, no tienen ni idea porque Deia, el periódico de la zona, sugiere que ese objetivo es secundario en los planes de la franquicia legalizada:
Titular de Deia digital anunciando el visto bueno del Constitucional:
“Bildu podrá presentarse a unas elecciones que exigen soluciones a la situación de paro y crisis”
Como cualquier partido de ámbito español o cualquier formación nacionalista del resto de España. ¿Y para eso tanto jaleo?
Por ejemplo: en Abril de 2006, José Luis Rodríguez Zapatero nombró ministro del Interior—el departamento ministerial dedicado en cuerpo y alma desde hace 40 años a luchar contra el terrorismo de ETA—a Alfredo Pérez Rubalcaba.
El 30 de Junio de ese año, Zapatero anunció un cambio radical en la política antiterrorista inspirada en el Pacto con el Partido Popular, que había apadrinado, y notificó el inicio de negociaciones con ETA.
¿Estoy sugiriendo que el nombramiento de Rubalcaba hace cinco años ha dado sus frutos, al enmendar la plana el Tribunal Constitucional al Tribunal Supremo para que ETA esté representada en las elecciones?.
Sí.
Pero que nadie se rasgue las vestiduras ni ponga cenizas en sus cabellos, en caso de que los conserve.
Personalmente, me parece muy bien que, en una democracia como dicen que es ésta, hasta los antidemócratas puedan tener voz y solicitar el respaldo de los votantes para acabar con el sistema.
Ni a la opinión ni a palabras que no ofendan a los demás hay que tenerles miedo porque, como Benito Juárez predicó, el respeto al derecho ajeno es la paz.
Los que no se sientan españoles tienen derecho a rechazar la nacionalidad española, a persuadir a otros para que los secunden y a proponer una identidad nacional diferente.
Pero sin emplear la violencia ni la coacción para imponer por la fuerza la aceptación o el sometimiento de los que discrepen.
Un sistema que garantice el derecho a la libre elección de nacionalidad tiene una contrapartida: la garantía de la protección de los discrepantes y la certeza del castigo implacable contra quien induzca o ejerza violencia para imponer su derecho.
La justicia de Obama, sin los escrúpulos de González.
Pero, ¿es la independencia del Pais Vasco, como dicen, lo que subyace en el programa de Bildu, la ETA electoral?
Eso es lo que nos habían hecho creer quienes, aparentemente, no tienen ni idea porque Deia, el periódico de la zona, sugiere que ese objetivo es secundario en los planes de la franquicia legalizada:
Titular de Deia digital anunciando el visto bueno del Constitucional:
“Bildu podrá presentarse a unas elecciones que exigen soluciones a la situación de paro y crisis”
Como cualquier partido de ámbito español o cualquier formación nacionalista del resto de España. ¿Y para eso tanto jaleo?
lunes, 2 de mayo de 2011
EJECUCION SUMARIA DE BIN LADEN
Los Estados Unidos, en palabras textuales de su presidente Barack Obama, “han llevado a cabo una operación para matar a Osama Bin Laden, el líder de Al Qaeda”.
Se ha hecho justicia, sin los privilegios procesales en los que se amparan los delincuentes para eludir la ley.
Solo una apariencia de legalidad se ha respetado en la ejecución del terrorista: la presencia de pakistaníes en la operación, para poderla calificar de “conjunta” y justificar la intervención de soldados norteamericanos en un país con el que los Estados Unidos no están en guerra.
La misión de los soldados era “matar” a Bin Laden, sin los engorros formalistas de detenerlo, conseguir su extradición, acusarlo, garantizarle defensa legal, someterlo a juicio, lograr su condena, permitirle agotar sus posibilidades de recurso contra la sentencia y solo después, y en el caso de que la condena hubiera sido a muerte, ejecutarla.
Bien está, y si hasta el propio Bin Laden se vanagloriaba de los crímenes por los que le han dado muerte, sería absurdo insinuar su inocencia.
Pero, si lo que ha hecho Barack Obama le parece bien a los que les cae en gracia—a la progresía de diseño—no se entiende que comprendieran a Felipe González cuando impidió que mataran a la jefatura de ETA.
¿Son los asesinos etarras menos sanguinarios que los de Al Qaeda? ¿Son más dignos de castigo los asesinos integristas musulmanes que los terroristas separatistas?
Si los asesinos son igualmente merecedores de castigo, ¿son diferentes las víctimas?
Se ha hecho justicia, sin los privilegios procesales en los que se amparan los delincuentes para eludir la ley.
Solo una apariencia de legalidad se ha respetado en la ejecución del terrorista: la presencia de pakistaníes en la operación, para poderla calificar de “conjunta” y justificar la intervención de soldados norteamericanos en un país con el que los Estados Unidos no están en guerra.
La misión de los soldados era “matar” a Bin Laden, sin los engorros formalistas de detenerlo, conseguir su extradición, acusarlo, garantizarle defensa legal, someterlo a juicio, lograr su condena, permitirle agotar sus posibilidades de recurso contra la sentencia y solo después, y en el caso de que la condena hubiera sido a muerte, ejecutarla.
Bien está, y si hasta el propio Bin Laden se vanagloriaba de los crímenes por los que le han dado muerte, sería absurdo insinuar su inocencia.
Pero, si lo que ha hecho Barack Obama le parece bien a los que les cae en gracia—a la progresía de diseño—no se entiende que comprendieran a Felipe González cuando impidió que mataran a la jefatura de ETA.
¿Son los asesinos etarras menos sanguinarios que los de Al Qaeda? ¿Son más dignos de castigo los asesinos integristas musulmanes que los terroristas separatistas?
Si los asesinos son igualmente merecedores de castigo, ¿son diferentes las víctimas?
EJECUCION SUMARIA DE BIN LADEN
Los Estados Unidos, en palabras textuales de su presidente Barack Obama, “han llevado a cabo una operación para matar a Osama Bin Laden, el líder de Al Qaeda”.
Se ha hecho justicia, sin los privilegios procesales en los que se amparan los delincuentes para eludir la ley.
Solo una apariencia de legalidad se ha respetado en la ejecución del terrorista: la presencia de pakistaníes en la operación, para poderla calificar de “conjunta” y justificar la intervención de soldados norteamericanos en un país con el que los Estados Unidos no están en guerra.
La misión de los soldados era “matar” a Bin Laden, sin los engorros formalistas de detenerlo, conseguir su extradición, acusarlo, garantizarle defensa legal, someterlo a juicio, lograr su condena, permitirle agotar sus posibilidades de recurso contra la sentencia y solo después, y en el caso de que la condena hubiera sido a muerte, ejecutarla.
Bien está, y si hasta el propio Bin Laden se vanagloriaba de los crímenes por los que le han dado muerte, sería absurdo insinuar su inocencia.
Pero, si lo que ha hecho Barack Obama le parece bien a los que les cae en gracia—a la progresía de diseño—no se entiende que comprendieran a Felipe González cuando impidió que mataran a la jefatura de ETA.
¿Son los asesinos etarras menos sanguinarios que los de Al Qaeda? ¿Son más dignos de castigo los asesinos integristas musulmanes que los terroristas separatistas?
Si los asesinos son igualmente merecedores de castigo, ¿son diferentes las víctimas?
miércoles, 13 de abril de 2011
PORTUGAL: LA CRISIS DE LA QUE NADIE QUIERE HABLAR.
Puede que las ideologías entraran hace tiempo en fase crepuscular en el resto del mundo pero en Portugal, el jardín de Europa plantado junto al mar, conservan su vigor auroral.
Prueba de ese fenómeno fue el trasfondo ideológico de la fugaz conversación entre el primer ministro de Portugal, el socialista José Sócrates y Pedro Paços Coelho, candidato a sucederlo como representante de los socialdemócratas, de matiz conservador.
La media hora del encuentro tenía por objeto acordar una posición conjunta sobre lo que Portugal necesita que le presten para salir del atolladero, fijar los recortes al gasto y consensuar cómo debe incrementar el Estado sus ingresos para devolver a los acreedores los 80.000 millones de euros que piden.
Aparentemente, una simple cuestión de contar habas, de renunciar a lo superfluo y estimular la producción rentable. Un problema de técnicos más que de políticos pero, como en Portugal le sobra al debate ideológico la pujanza que a la actividad económica le falta, el acuerdo no fue posible.
Paços Coelho, el conservador, dijo que el socialista se negaba a dar prioridad a los recortes que supongan un adelgazamiento en la burocracia del Estado y liberen a los contribuyentes de impuestos y trabas administrativas que frenan la iniciativa empresarial.
Sócrates, como correligionarios socialistas de otros lugares, culpa de la crisis y de la intervención internacional en la economía portuguesa al líder de la oposición porque, después de haberlo apoyado en tres planes sucesivos anteriores, en Marzo le negó apoyo parlamentario para un cuarto.
Andan por aquí desde ésta mañana los técnicos internacionales llegados para evaluar la realidad de la situación, las necesidades reales de ayuda de Portugal y sus posibilidades de cumplir un riguroso plan para enderezar el entuerto y devolver los créditos.
Los ceremoniosos portugueses, poco expresivos cuando exteriorizan sentimientos y siempre comedidos en la selección de palabras para expresarlos, en ésta ocasión se han superado a sí mismos.
Apenas hablan de lo que se les ha caído encima, no se sabe si por el pudor del hidalgo venido a menos o como deliberada negación de una realidad desagradable,
Contrasta esa parquedad dialéctica de los portugueses con la abrumadora locuacidad de sus vecinos orientales que, desde haced dos años, no dejan de hablar de la crisis económica.
La primera fórmula no es mejor que la segunda, sino resultado de una respuesta congruente con la influencia cultural heredada por españoles y portugueses: los primeros, condicionados por su herencia argentina, espantan sus males aireando sus traumas para que, como en el sicoanálisis, se desvanezcan al contacto con la realidad.
La herencia cultural inglesa de los portugueses los induce a resolver en la intimidad los problemas íntimos que, si se airean, no añaden más que el mal gusto de que los demás sepan lo que no les atañe.
Lo digan o lo oculten, la crisis que se traen entre manos los portugueses es de aúpa: el litro de combustible es diez céntimos de euro más caro que el de sus vecinos, por cada cien kilómetros de autopista tienen que pagar seis euros de peaje, los precios de los productos de consumo son iguales o superiores, la seguridad social paga parte del precio de las medicinas a los jubilados que cobren menos del salario mínimo y hoy admitió el gobierno que las retenciones del salario de 80.000 policías y GNR (la guardia civil de aquí) no las hizo llegar a la Seguridad Social.
Que los ciudadanos hablen de la crisis que los afecta no la mitiga, pero el asentimiento del mutismo tampoco.
Prueba de ese fenómeno fue el trasfondo ideológico de la fugaz conversación entre el primer ministro de Portugal, el socialista José Sócrates y Pedro Paços Coelho, candidato a sucederlo como representante de los socialdemócratas, de matiz conservador.
La media hora del encuentro tenía por objeto acordar una posición conjunta sobre lo que Portugal necesita que le presten para salir del atolladero, fijar los recortes al gasto y consensuar cómo debe incrementar el Estado sus ingresos para devolver a los acreedores los 80.000 millones de euros que piden.
Aparentemente, una simple cuestión de contar habas, de renunciar a lo superfluo y estimular la producción rentable. Un problema de técnicos más que de políticos pero, como en Portugal le sobra al debate ideológico la pujanza que a la actividad económica le falta, el acuerdo no fue posible.
Paços Coelho, el conservador, dijo que el socialista se negaba a dar prioridad a los recortes que supongan un adelgazamiento en la burocracia del Estado y liberen a los contribuyentes de impuestos y trabas administrativas que frenan la iniciativa empresarial.
Sócrates, como correligionarios socialistas de otros lugares, culpa de la crisis y de la intervención internacional en la economía portuguesa al líder de la oposición porque, después de haberlo apoyado en tres planes sucesivos anteriores, en Marzo le negó apoyo parlamentario para un cuarto.
Andan por aquí desde ésta mañana los técnicos internacionales llegados para evaluar la realidad de la situación, las necesidades reales de ayuda de Portugal y sus posibilidades de cumplir un riguroso plan para enderezar el entuerto y devolver los créditos.
Los ceremoniosos portugueses, poco expresivos cuando exteriorizan sentimientos y siempre comedidos en la selección de palabras para expresarlos, en ésta ocasión se han superado a sí mismos.
Apenas hablan de lo que se les ha caído encima, no se sabe si por el pudor del hidalgo venido a menos o como deliberada negación de una realidad desagradable,
Contrasta esa parquedad dialéctica de los portugueses con la abrumadora locuacidad de sus vecinos orientales que, desde haced dos años, no dejan de hablar de la crisis económica.
La primera fórmula no es mejor que la segunda, sino resultado de una respuesta congruente con la influencia cultural heredada por españoles y portugueses: los primeros, condicionados por su herencia argentina, espantan sus males aireando sus traumas para que, como en el sicoanálisis, se desvanezcan al contacto con la realidad.
La herencia cultural inglesa de los portugueses los induce a resolver en la intimidad los problemas íntimos que, si se airean, no añaden más que el mal gusto de que los demás sepan lo que no les atañe.
Lo digan o lo oculten, la crisis que se traen entre manos los portugueses es de aúpa: el litro de combustible es diez céntimos de euro más caro que el de sus vecinos, por cada cien kilómetros de autopista tienen que pagar seis euros de peaje, los precios de los productos de consumo son iguales o superiores, la seguridad social paga parte del precio de las medicinas a los jubilados que cobren menos del salario mínimo y hoy admitió el gobierno que las retenciones del salario de 80.000 policías y GNR (la guardia civil de aquí) no las hizo llegar a la Seguridad Social.
Que los ciudadanos hablen de la crisis que los afecta no la mitiga, pero el asentimiento del mutismo tampoco.
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