martes, 2 de febrero de 2010

ZAPATERO Y SU GESTION DE LA CRISIS

El 9 de Agosto de 2007 los principales bancos centrales tuvieron que inyectar liquidez a los sistemas bancarios de sus países. Era la confirmación palpable de que el mundo se enfrentaba a una crisis de la economía.
Dos semanas más tarde se supo que 13 fondos españoles estaban afectados, pero José Luis Rodríguez Zapatero se negó a reconocer la existencia de la crisis hasta el ocho de Agosto de 2008, cinco meses después de que lo reeligieran Presidente del Gobierno.
Ignorarla en contra del consentimiento general sobre su gravedad fue la actitud de Zapatero en su gestión de la crisis.
Cuando la tozudez de sus efectos lo forzó a admitir su existencia concentró sus esfuerzos en tapar sus síntomas y minimizar su gravedad.
El pago de subsidios de desempleo, la supuesta benignidad de la crisis en España respecto a otros países, la responsabilidad del gobierno anterior en su gestación y la creación de empleos artificiales de duración limitada fueron sus recetas.
Hasta casi tres años después de que estallara, el presidente no cedió a las demandas generales para que acometiera reformas de las causas de la crisis, en lugar de paliar sus síntomas.
Para ello aventuró un plan para que, dentro de quince años, los que tengan derecho a pensión de jubilación puedan cobrarla aunque para ello tengan que cotizar más tiempo.
Zapatero propuso también un plan de austeridad a tres años, que no implica ahorro en los gastos del ineficaz aparato estatal y que no acomete medidas para resolver el más acuciante de los problemas, la creación de empleo.
La credibilidad y el tiempo que perdió en su gestión de la crisis durante los pasados tres años abonan la suspicacia sobre ese último, por ahora, de sus planes.
Se dice que no es más que la improvisada reacción a encuestas electorales que le son claramente desfavorables y con el que pretende acallar a los que creen que el camino más seguro para salir de la crisis es la salida de Zapatero del gobierno.

lunes, 1 de febrero de 2010

GOBIERNO Y PRISA, MATRIMONIO MORGANATICO

Uno de los prejuicios contra el matrimonio entre individuos de rango social dispar es la tentación del contrayente de jerarquía superior a imponerse al de relevancia subordinada.
La historia demuestra que no siempre es así porque, a veces, la Cenicienta guía al Príncipe.
Son frecuentes los matrimonios morganáticos entre la Prensa y el Poder Político. El del Grupo Prisa y José Luis Rodríguez Zapatero es uno de los casos en los que mentor y pupilo cambian sus cometidos.
En el noticiero de las diez de la mañana del lunes, la primera y más destacada información para la cadena SER fue el temporal de lluvias en Canarias y, después, la indiscreta leperada de Esperanza Aguirre a un correligionario.
La controversia sobre el plan gubernamental de retrasar la edad de jubilación no la mencionó siquiera el noticiero.
Respetable es el criterio profesional de los periodistas de la SER al considerar que no interesaba a sus oyentes aunque, para sus colegas de Radio Nacional, la cadena cuyos directivos nombra el Gobierno, había sido el asunto de mayor interés.
Son misterios de la valoración subjetiva de las noticias y del interés con que la acogen sus anónimos destinatarios, pero el suspicaz patológico sospecha que la omisión fué premeditada.
La vigencia de las noticias es efímera, pero tan rancia es la revelación de la indiscreción de Esperanza Aguirre como la reforma del plan de pensiones, porque ambas se conocen desde el viernes.
Si lo primero seguía siendo noticia para la SER y lo segundo no es porque el mentado de madre de la Presidenta de la Comunidad de Madrid evidencia las trifulcas internas del Partido Popular y favorece a sus adversarios socialistas y el retraso de la edad de jubilación perjudica los intereses electorales de José Luis Rodríguez Zapatero y de su partido.
Cada cual defiende lo que es suyo y el Gobierno de Zapatero es de la SER y del Grupo Prisa. Solo a los insensatos se le ocurre tirar piedras contra su propio tejado.

domingo, 31 de enero de 2010

HABLAR DE PENSIONES PARA OLVIDAR EL PARO

El presidente Zapatero dice que ha propuesto el retraso de la edad de jubilación para evitarle problemas en 2020 o 2025 al gobierno español.
Su preocupación por facilitar la tarea de su todavía remoto sucesor dándole prioridad sobre la solución a los acuciantes problemas de su gobierno es un gesto que lo confirma como estadista.
Si fuera un político corriente, se limitaría a incentivar la creación de empleo, reducir el déficit, agilizar la burocracia estatal, favorecer la administración de justicia, facilitar la creación de riqueza a las empresas y vigilar el buen funcionamiento de los servicios públicos.
Se ganaría así la reelección, al responder a lo que le piden los votantes de su tiempo, aunque dejara a quien tenga que afrontarlos los problemas del futuro.
Pero esas medidas de rentabilidad política inmediata no garantizarían el cobro de las pensiones de los que se jubilen dentro de 25 años, preocupación de un auténtico estadista.
Los malintencionados sugieren que Zapatero, al centrar la atención en problemas futuros, intenta que los electores se olviden de los actuales, porque no sabe cómo solucionarlos.
Citan en apoyo de esa teoría su prolija tradición de inventar debates sobre hábitos sexuales, costumbres religiosas, tragedias bélicas olvidadas o ambiciones confederales, para que se hable de ellas y no de las preocupaciones inmediatas de los ciudadanos.
El de las jubilaciones es un capotazo de banderillero para distraer al toro y evitar que empitone al matador. Todos hablan del posible retraso de la edad de jubilarse, y se olvidan del seguro retraso en encontrar un puesto trabajo.
Sin alargar el período de cotización puede que el sistema de pensiones de jubilación corra peligro dentro de 20 años.
Pero sin reducir ya drásticamente el agobiante número de parados es seguro que no habrá jubilaciones y que del desempleo se pasará directamente a la jubilación, sin derecho a cobrar pensión.

miércoles, 27 de enero de 2010

ZAPATERO, LA BANCA Y LA CRISIS

En el otoño casi invernal de su vida, Salomón Cabeza Sagaz alardea de que lo poco que sabe se lo debe más a su vejez que a sus estudios aunque, para pespuntear sus enseñanzas, recurra a veces a latinajos.
Así lo hizo, cuando sentenció que la crisis en la que se hunde cada vez más la economía de España es resultado de las maquinaciones de José Luis Rodriguez Zapatero y la Banca.
--“Venga ya, eso es hablar por hablar”, protestó uno de sus coetáneos, en la tertulia al calor del brasero del bar de El Pitorro.
“Eso”—replicó Salomón, al que en chufla llamaban Alfonso Décimo—“es una deducción a la que llega todo el que responda a la pregunta “qui prodes?” como aconsejaban los latinos”.
Para el filósofo de mesa camilla, una de las pruebas que lo condujeron a su conclusión es el beneficio de los Bancos: El Santander espera ganar en 2009 11.500 millones de euros y el Bilbao Vizcaya ha ganado 4.210 millones.
Con sonrisa torcida, murmuró que dos de los bancos han ganado casi el dos por ciento de lo que ha producido España el año más duro de una crisis “que les ha permitido limitar el riesgo porque han restringido sus créditos”.
--“Los bancos siempre ganan”, se rindió el contertulio contestarlo, “pero, ¿en qué ha beneficiado la crisis a José Luis?”
“El presidente del Gobierno es el que más sale ganando porque buscaba un pretexto para presentarse a la reelección y la crisis se lo ha dado. Ya ha sugerido que, mientras las dificultades económicas sigan, no abandonará la presidencia, aunque su familia quiera que se retire”.
En la mesurada discusión de los viejos, hubo quien apuntó que Zapatero podría quedarse sin esa disculpa para que lo reelijan, si Obama hace caso a sus oraciones cuando vaya a rezarle a Washington y le concede el milagro de arreglar la economía española.

lunes, 25 de enero de 2010

EL SINCRETISMO Y WALT DISNEY

Quienes lo escuchaban pontificar que el triunfo de la igualdad permite que ricos y pobres conduzcan los mismo autos y se bañen en las mismas playas dieron un respingo al oír que si el igualitarismo es bueno, el sincretismo es un desbarajuste.
--“El sincretismo”—pidió calma Salomón Cabeza Sagaz ante el alboroto que su última palabrota había provocado—“es la fusión de creencias o costumbres opuestas”.
Resignados a sus extravagancias, sabían que esperaba que le exigieran una explicación que pudieran comprender.
“Es como si los béticos y los sevillistas”--les aclaró—“se hicieran todos de un mismo equipo que vistiera calzones blancos y camiseta blanquiverde”.
--“Eso, mas que un desbarajuste”, lo atajó el más atrevido de sus contertulios, “es un imposible, pero no sería el fin del mundo”.
Salomón, al que apodaban a sus espaldas “Alfonso Décimo”, intentó contagiarles su sabiduría:
“No será el fin del mundo, pero el sincretismo ya ha acabado con el mundo que conocíamos y nos está metiendo en un mundo desconocido”.
Los abrumó: el inglés es ya la lengua de todo el mundo, en todas partes se oye la misma música, no hay diferencias en el vestido, se come la misma hamburguesa en todos los países, el fútbol enloquece por igual a todos los pueblos, los varones se han amariconado en sus apariencia y las hembras se han amachorrado en la suya, la diferencia de sexo no es indispensable para el matrimonio y las películas se estrenan al mismo tiempo en todas partes.
Los sufridos oyentes, indefensos a la exuberancia argumental, escucharon somnolientos que la tibieza religiosa que se había propagado en la humanidad se había aliado al fenómeno del sincretismo para transformar el mundo.
“Excepto algunos grupos musulmanes residuales, el hombre ha olvidado la práctica de las religiones que antes los diferenciaban, y pronto el tiempo dejará de medirse por la fecha del nacimiento de Cristo, la huida de Mahoma de Medina a La Meca o la de la creación del mundo, el primer dia del mes de Tishrei del año 3761 antes de Cristo”.
Un incauto, que no supo resistir la tentación, cayó en la trampa.
“¿Y qué”?
--“Que, inevitablemente”—sentenció Salomón— “ y a falta de punto de referencia que mida el tiempo, la Historia se dividirá en dos épocas, que señalará el momento más trascendental y aceptado por todos: la prehistórica, en la que hombre se sirvió del planeta y la nueva era, en la que decidió sacrificar su vida para servir al planeta”.
Salomón Cabeza Sagaz, Alfonso Décimo para los que envidiaban su sabiduría, concluyó que el sincretismo fijará como momento crucial de la humanidad el de la transformación del hombre de depredador en benefactor de la naturaleza, proclamó la ecología como única religión y declaró a Walt Disney único profeta de la Religión Universal.

domingo, 17 de enero de 2010

DIOS MIO, QUE SOLOS SE QUEDAN LOS MUERTOS

Esta izquierda sectaria, que con tanta tenacidad se empeña en torcer la voluntad de los españoles vivos, se atreve y logra enmendar también la de los que ya han muerto.
La muerte era hasta ahora el santuario del que prefería perder la vida antes que su libertad. La izquierda española viola hasta esa barrera.
Como la muerte es una frontera infranqueable, la izquierda recurre a coacciones morales y a presiones tácitas contra los designados por el muerto para que renuncien a lo que decidió en vida.
Y lo consigue.
Ha bastado que la treintañera Laia Ortiz, portavoz de la izquierdista Iniciativa por Cataluña-Los Verdes, tuviera la ocurrencia de que los Príncipes de Asturias desistan de la herencia del mallorquín Juan Ignacio Balada, para que la Casa Real anuncie que se hará como desea la ex alumna de las monjas de Jesus i Maria de Sant Andreu.
Si hasta la Casa Real reconoce la rectitud moral de la izquierda, ¿qué pueden hacer los españoles del montón sino acatarla?
Lo mejor para la aparentemente inevitable dictadura izquierdista es seguir la clásica recomendación frente a la violación: relajarse y disfrutarla.
Que se formen filas tan interminables como ante las oficinas del INEM a las puertas de las sedes de los Partidos Socialista y Comunista mendigando la afiliación urgente, para reclamar en un futuro próximo los privilegios de camisa vieja del régimen inminente.
Si ya ni la voluntad de los muertos está a salvo, ¿qué pueden ofrecer los vivos para que los dejen vivir en paz, sino someterse a la voluntad de los que van a mandar?
Hasta la paz eterna les han quitado. Cuando les enmiendan hasta el testamento es cuando, de verdad, hay que lamentar: Dios mío, qué solos se quedan los muertos.

viernes, 15 de enero de 2010

EL ANTIAMERICANISMO DE JOSE LUIS

No es que sea incomprensible lo que mandan sino que su inteligencia es muy superior a la de los que obedecemos.
La democracia, que es la selección del más capacitado mediante elección por todos, tontos o listos, es el más eficaz y honesto sistema de gobierno..
En una democracia cualquiera puede gobernar si consigue más votos que los otros aspirantes a mandar.
Esa es la grandeza de esta forma de gobierno: garantiza que los mejores manden, porque es el pueblo, que nunca se equivoca, el que decide a quién le conviene obedecer.
¿Por qué, entonces, se quejan los ciudadanos de los gobernantes democráticamente electos por el pueblo?
Porque, a veces, escogen a un aspirante a gobernarlos deslumbrados por su fuerte personalidad, su preclara inteligencia y su intachable honestidad.
Pero el escogido es tan superior intelectual y moralmente a sus electores que, una vez en el poder, son incapaces de apreciar la audacia de sus decisiones.
La tragedia del gobernante democráticamente electo es que su inteligencia es muy superior a la de sus conciudadanos y que el acierto de sus mejoras solo podrán apreciarlo sus compatriotas del futuro.
El político del montón, hasta en una democracia, toma decisiones para satisfacer las aspiraciones inmediatas de los votantes. El estadista es un adelantado a su tiempo al que le preocupa el futuro de su pueblo.
Esa diferencia entre político y estadista explica las injustas críticas que todas las medidas del Presidente del Gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero, suscitan entre los españoles.
Lo culpaban por favorecer el laicismo y fomentar la disolución de la familia tradicional en España, y ahora lo critican porque va a participar en una ceremonia religiosa en Estados Unidos en defensa de la familia tradicional.
Lo acusaban de antinorteamericano y ahora lo critican por excesivamente pro yankee.
Críticas insensatas, que solo evidencian la miopía de los españoles: José Luis sigue siendo antinorteamericano, y por eso asiste en Estados Unidos a una ceremonia en favor de la familia tradicional, naturalmente norteamericana.
Contribuye así al colapso moral de la sociedad norteamericana mientras que, al propugnar políticas contrarias en su país garantiza el renacimiento social español mediante el torpedeo de la familia tradicional en España y al fomento de matrimonios entre personas del mismo sexo, que no puedan tener como consecuencia el nacimiento de hijos.