sábado, 6 de febrero de 2016

EL MIRLO

EL MIRLO

Puede equivocarse el meteorólogo y anunciar que va a llover en vísperas del inicio de una interminable época de sequía o que hará buen tiempo el día anterior a una inclemente bajada de las temperaturas.
Pero el mirlo, ese pájaro negro y pico amarillo de cien gramos de peso, es infalible. Nunca se equivoca.
Cuando la flauta de su canto se oye en los patios urbanos o en los bajíos de las huertas, al irse el día o cuando  la  noche  se acerca, nunca falla: ha llegado la primavera.
El mirlo de lúgubre pelaje supera al gallo de arrogante traza: el segundo es nuncio canoro solo del sol, mientras que el enlutado mirlo es pregonero del día, de la noche y de la peimavera.
Sin el pelinegro mirlo no habría sonriente primavera. Gracias al mirlo y a su requiebro para encontrar a la compañera para toda la vida, sabemos todos por qué ha la primavera ha venido.

Porque la flauta de su canto la ha convocasdo.

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