lunes, 22 de mayo de 2017

DEMODICTADURA



Una vez más, los catalanes demuestran que son los más listos de la España de la que se quieren separar.
Lo evidencia el documento que se ha filtrado y que detalla cómo se organizará el poder judicial en la Cataluña de un futuro amenazadoramente cercano.
El pragmatismo catalán se refleja en su texto: el poder es único e indivisible porque, si no, es un quiero y no puedo.
Así que, para que el ejecutivo haga lo que tenga que hacer, se libra de las trabas de cómo hacerlo y del enjuiciamiento de la oportunidad y conveniencia de hacer lo que hizo.
Al contrario de los ilusos que pedían “todo el poder para el pueblo”, en la inminente Cataluña todo el poder será para el gobierno.
El gobierno que gobierne el que, por su dominio sobre el parlamento ornamental de la futura Generalitat, ejecute lo que el poder ejecutivo quiera, sin que interfieran ni el legislativo constituido a su conveniencia ni el judicial integrado por los jueces y fiscales que al gobierno le convengan.
Será así la Generalitat el sursum corda, el no va más, el cielo en la tierra: solo al gobierno le corresponderá hacer lo que el gobierno quiera, sin miedo a que el propio gobierno, a través de sus sucursales legislativa y judicial, le afeen que lo que hizo no estuvo bien hecho.
Emisaria de los tiempos pasados y precursora del tiempo futuro, la Generalitat que el gobierno de la actual Generalitat  está urdiendo añadirá a la legitimidad democrática de su elección garantizada la eficacia de las dictaduras impuestas.
Y es que un pueblo que inventó la butifarra y la barretina es capaz de todo: hasta de descubrir la dictadura democrática, llamada también democracia dictatorial.

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