Rafael Velasco, ha avisado que los andaluces “vamos a defender con todas nuestras fuerzas” la competencia exclusiva de de la Junta de Andalucía sobre las aguas de la Cuenca del Guadalquivir que transcurren por su territorio.
Mejor que el Tribunal Constitucional, el Gobierno español, las Naciones Unidas y Wall Street se lo tomen en serio.
La advertencia no la ha hecho un mindundi : Velasco, vicemandamás de los socialistas al ser vicesecretario general del PSOE-A, en el que acabarán integrándose de grado los andaluces como en tiempos lo hicieron por fuerza en el Movimiento, es no solo el político más prometedor de Andalucía sino que, a veces, cumple lo que promete.
Y razón no le falta a Velasco. Sabe que los estados se forjan cuando los pueblos extienden su control sobre la cuenca del río que vertebra su territorio, y el Guadalquivir es el espinazo de Andalucía.
Todavía hay tiempo de evitar la irritación de Velasco: bastaría con que, en la sentencia que en su día dicte, el Tribunal Constitucional desmienta el rumor de que solamente dos de sus magistrados respaldan las tesis de la Junta de Andalucía y los demás consideran que es el Estado Español el que tiene competencia exclusiva sobre las aguas de la Cuenca del Río.
En caso de que la tesis de los dos magistrados díscolos a las pretensiones de Velasco se impongan, se abrirá el conflicto sobre todo si “todas las fuerzas” que menciona el vicesecretario no excluyen a las militares.
La Junta de Andalucía podría aducir que no ha completado su control sobre la totalidad de la cuenca del Río que vertebra su territorio nacional por lo que promovería la ocupación de las partes de Castilla-La Mancha, Extremadura y Murcia que vierten sus aguas fluviales en el Guadalquivir.
Y ya puestos a conquistar lo que a Andalucía le pertenece, y por inercia, los andaluces podrían llegar hasta Poitiers, que fue de ellos en tiempos como parte de Al Andalus, cuyo glorioso esplendor tantos morófilos añoran.
El inevitable expansionismo andaluz que provocaría una sentencia desfavorable a las tesis de la Junta del Constitucional podría contagiarse a los romanófilos, hasta ahora adversarios de los morófilos, que ya estudian reivindicar no solo el territorio de la antigua Bética, sino todo el que correspondía a la Hispania Ulterior, con lo que Andalucía llegaría hasta Valencia. Torremolinos y Benidorm podrían ser ciudades hermanas.
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