miércoles, 20 de octubre de 2010

ESTETICA Y POLITICA EN EL CAMBIO DE MINISTROS

Tan enfrascado andaba en dilucidar si algo es bello porque nos agrada o nos agrada por ser bello que, hasta que llegó a la tertulia, no se enteró Salomón Cabeza Sagaz de que Zapatero había cambiado ministros.
Y es que al socarronamente apodado Alfonso Décimo lo preocupaba más la sutil especulación estética que el grosero cálculo político.
--Pues Trinidad Jimenez me agrada más hasta como ministra—concedió ante las acuciantes demandas de El Ditero—que Miguel Angel Moratinos.
La señorita Pajín, en opinión de Salomón, había sido el mayor acierto del cambio de gabinete anunciado por el presidente. “Aunque no sé”—“si la de Sanidad es la cartera más adecuada a sus más que evidentes merecimientos”.
Tuvo que aclararles Salomón a sus contertulios que gran parte del objetivo de ese ministerio es garantizar a los ciudadanos el equilibrio somático y el sosiego anímico.
--Yo percibo al admirar a Leire Pajín un acicate a la exaltación de los sentidos que perturba la serenidad que mi salud necesita.
Ramón Pichaymedia seguía la conversación con tan poco interés como si sus dos contertulios estuvieran analizando la conveniencia de usar el pretérito indefinido o el pretérito perfecto.
El Ditero, que era un animal político—más lo segundo que lo primero—no se daba por satisfecho.
--Pero lo que importa no es si los nuevos ministros te agradan más o menos que los antiguos, sino si gobernarán mejor o peor.
--Los políticos—accedió Salomón—son como el hilo en las manos de un sastre: sirven tanto o tan poco para un roto como para un descosido. Depende del sastre, y el Presidente del Gobierno hará tan bien o tan mal como hasta ahora el traje que desde hace seis años le está haciendo a España.
Del cambio que tanto le preocupaba a El Ditero, Salomón admitió que lo único que se sacaba en claro era que los salientes tienen garantizada desde su cese la pensión de ex ministros.
--Los nuevos—concluyó—aspiran a esa paga en cuanto tomen posesión de sus cargos y, más pronto de lo que ellos quisieran y más tarde de lo que sus desaciertos le darán derecho a cobrarla, la cobrarán.

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