Se
realizan transacciones en dinero negro para evitar que se reflejen en registros
oficiales.
Por
eso, cuando Mariano Rajoy publique sus declaraciones de la renta y del
patrimonio no aparecerán los ingresos a su nombre que figuran en la lista atribuida
a Luis Bárcenas y publicada por El País.
Se
demostrará, si ese acta de la inmoralidad del PP se confirma como documento auténtico, que la avaricia y la rapacidad no son características distintivas de los partidos políticos, sino de la naturaleza humana y que, si el
truhán se atrinchera en la política, es para eludir mejor el castigo.
El
delincuente, sea político o persona normal, viola la ley porque está convencido
de que es más listo que su víctima o, dicho de otra manera, que los engañados
son idiotas.
Se
equivocan porque el timado sabe que es víctima de un delito del que no puede defenderse amparándose en la ley porque el delincuente, si maneja fondos públicos, los empleará para librarse de la acusación.
El denunciante
timado, por su parte, tiene que pagar de su bolsillo todos los gastos
judiciales y sufragar con sus impuestos la defensa del funcionario o político denunciado.
Por
eso, y por desgracia los políticos del partido de Rajoy que ahora mandan saldrán
más o menos mojados del chaparrón que los moja, como escaparon sus antecesores en tormentas similares.
Y más
vale que así sea porque, que se sepa, ningún Estado en fase terminal como el
que sobrevive a duras penas en España desde que se murió el dictador se ha
regenerado pacíficamente.
La transición
del viejo Estado franquista a la apodada democracia sobrevino al extinguirse el sistema unipersonal anterior por la muerte de quien lo encarnaba.
Por lo
general, el Estado se regenera por derrota militar, amputación territorial o
estallido popular, generalmente provocado por la sensación de corrupción social
o política extrema, como la actual.
Lo malo es que, en esos casos, un redentor se
proclama escoba de la inmoralidad vigente para establecer su propia
inmoralidad: Primo de Ribera, República,
Franco , ¿y el siguiente?
En eso, España no es diferente: salvadores de la imoraliudad reinante y tiranos del sistema que implantaron fueron Lenin, Stalin, Hitler, Mussolini, Franco, Castro y los que vendrán.
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