En la parte
griega de la isla de Chipre, la que conserva la cultura de Esopo, que inspiró
la filosofía de la cigarra y la hormiga popularizada por los fabulistas
Lafontaine y Samaniego, se ha proclamado una nueva verdad: la de Cicerón.
En “La cigarra y la
hormiga” de Esopo y los fabulistas se ensalza la prudencia de la hormiga, al
guardar para tiempos de escasez parte de lo que cosecha en épocas de abundancia
y se afea a la cigarra por no ahorrar parte de lo que le sobre para cuando le pueda
faltar.
En éste mundo
maniqueo, en el que lo malo justifica lo bueno y en el que bueno y malo son
imposibles sin el contrapunto del contrario, la alabanza del ahorro se
contrapesa con la del derroche.
Aconseja el romano
Cicerón: “Comamos, bebamos y gocemos porque, después de la muerte, no habrá
ningún placer”.
En Chipre,
Cicerón ha desplazado a Esopo y ha demostrado que el derroche es más conveniente que el ahorro: se quita
dinero a los que más tenían ahorrado y se exime de castigo a los que poco o
nada guardaban para hacer frente con sus propios medios a los tiempos de
penuria.
El ahorro o el
dispendio no son mejores o peores uno que el otro. Dependen del cristal con que
se miren y del ojo que use el cristal, en este caso de la necesidad del que
mande para ver lo que le convenga.
Tan dispares son el
ahorro y el derroche como la restricción o el control estricto de los créditos,
No son bienes en sí mismos, sino herramientas para conseguir el objetivo de
quien las utilice.
En Europa
(Inglaterra es Europa, pero está sabiamente aislada) quien manda es Alemania y
son los dictadores, democráticos o no, de Alemania, los que utilizan ahorro,
créditos, bajos intereses o altos, liberalidad o rigor para ampliar el Mercado
Común, a su conveniencia.
Es evidente que
desde que cayó el muro de Berlin el interés de Alemania es geográficamente
diferente: la extensión al sur para colocar sus excedentes ya no tiene objeto
porque son los paises centroeuropeos su lebensraun, su espacio vital por el que
les ha merecido históricamente ir a la
guerra.
Con los países a
su este libres para volcar en ellos sus excedentes de capital, Chipre y los países
del sur de Europa son, una vez más, suministradores de mano de obra barata, lugar
de vacaciones exóticas y de ensoñaciones románticas.
Es inevitable que
los países en que los alemanes siempre se han considerados distintos por
superiores, vean a los alemanes como a lo largo de la historia han sido y son: hunos
rapaces y deshumanos.
Nadie se engañaría
porque, sin caretas no hay engaño, Entre gitanos no se dedican a leerse las
manos.
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