Puede que a los españoles nos quede más cómodo
el uniforme de la dictadura que el traje de paisano de la democracia porque
solamente 40 de nuestros 3.000 años de
historia han tenido los gobernados la posibilidad de elegir a sus gobernantes.
En éstas falsa dictadura y democracia de mentirijillas en la que ahora
vivimos, la añoranza de soluciones dictatoriales para problemas más difíciles que
decidirse por una camisa lisa o a rayas, muchos proponen volver a soluciones
totalitarias, como los Pactos de Estado.
El Pacto de Estado que con tanta frecuencia
proponen a los que gobiernan los que no lo hacen es, en realidad, una
suspensión temporal de las facultades que sustentan el sistema democrático:
mayoría gubernamental y minoría opositora.
El Pacto de Estado excluye temporalmente del debate
políticos asuntos de especial importancia a los que los partidos de la
oposición acusan al gubernamental de no saber solucionar.
Esos
Pactos de Estado, además de mutilar total o parcialmente y por tiempo más o menos indeterminado las funciones
que la democracia fija a los ciudadanos individualmente o agrupados en
partidos, son innecesarios.
La Constitución, que especifica en todos
los países los derechos y deberes de los ciudadanos, es suficiente Pacto de
Estado para fijar las funciones de gobierno y oposición en el
sistema democrático.
El Pacto de Estado que los partidos de la
oposición piden al gobierno del Partido Popular no es más que la suspensión
parcial y temporal de la Constitución, una vuelta parcial a la Dictadura.
Una propuesta que, como no podía ser menos,
parte de los dos partidos de izquierdas que nacieron para acabar con la
democracia burguesa y que acusan al supuestamente burgués Partido Popular de poco
democrático.
No hay comentarios:
Publicar un comentario