lunes, 7 de octubre de 2013

CONJURA POLÍTICO-BANCARIA

A nadie se le hubiera ocurrido no tomar en serio a aquél señor que durante 37 años dictó lo que había que pensar, hacer, y decir en España, pero la conjura imposible de liberales, comunistas, y capitalistas, a la que culpaba de sus errores. era un cachondeo.
Hay ahora otra conjura, la político-bancaria, mucho más real que la ficticia de Franco ,y responsable de las miserias económicas que atenazan en la pobreza a los españoles.
Los bancos, que por sus préstamos personales cobran intereses de, por lo menos, el diez por ciento, pagan de interés por depósitos a un año no más del 1,8 por ciento.
Ese diferencial en el pago de pasivo y el cobro de activos es un abuso imposible en un sistema democrático de libre competencia.
No es delito porque los bancos son quienes han coincidido en interpretar como prohibición de pagar más del 1,7 por ciento anual la “recomendación” verbal del gobernador Linde del Banco de España.
La razón de los bancos para negar a sus depositantes renovar sus depósitos en los términos contratados es evidente: pasan a pagar el 1,7 por ciento, en lugar del aproximadamente 4 por ciento previo a la “recomendación” de Linde.
Y es que los bancos practican la usura de cobrar más por lo que prestan que lo que pagan por lo que les prestan, solamente porque el poder público hace la vista gorda y, no sólo se lo permite, sino que los anima a hacerlo.
El poder público, sinónimo del gobierno, sobrepaga con su recomendación convertida en prohibición por la banca, para que el diferencial entre el cobro de activos y el pago por pasivos sea la enormidad de alrededor del diez por ciento.
También se benefician banca y gobierno directamente de su conjura: la banca compra la deuda del estado al precio que marquen las subastas, siempre al menos tres puntos por debajo del mercado secundario de compraventa de renta pública.
Por eso no da créditos la banca a empresarios de poca monta y, lo que concede a particulares, a porcentajes de auténtica usura.
Del matrimonio gobierno-banca se benefician los bienes gananciales de ambos pero los testigos forzosos de la ceremonia, la gente, pagan sus beneficios compartidos, los gastos de la boda y hasta los del banquete.
De los dos conjurados, la banca es la menos culpable porque, si su objetivo es ganar dinero, el gobierno le ayuda a conseguirlo incitándola a hacerlo y cerrando los ojos a los perjudicados por la práctica usuraria de ésta banca.
El responsable de la injusticia es el gobierno que, como Administrador del Estado, está obligado a ser imparcial en situaciones conflictivas entre sectores de la sociedad.

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