Rusia
empezó en 1948 la transformación de los estados de los países europeos ocupados
por su Ejército Rojo en regímenes modelados por el de la Unión Soviética lo que
provocó la conocida por guerra fría, que terminó cuarenta años después con el
derribo del muro que separaba a la Alemania Oriental de la Occidental y a la Europa libre de la Europa igualitaria.
La
explosión por parte de Rusia de su primera bomba atómica en Agosto de 1949,
cuatro años después de la que Estados Unidos lanzara sobre Hiroshima la suya
estableció un equilibrio de terror entre las dos grandes vencedoras de la
guerra.
Desde
que se tuvo conocimiento del poder de aniquilación de las dos bombas nucleares
en Hiroshima y Nagasaki, se supo que se había probado un arma que suponía una
amenaza para toda la humanidad.
El
miedo al exterminio que suponía cualquier innovación bélica siempre desaconsejó
su empleo: la Iglesia prohibió el uso de la ballesta contra cristianos en el
segundo concilio de Letrán de 1139, por miedo a que se exterminaran entre
ellos.
Pero,
al comprobar la mortandad que dos bombas nucleares norteamericanas habían
provocado en Hiroshima y Nagasaki, se supo que en el caso del armamento nuclear
la amenaza tenía fundamento porque, en una guerra atómicao, toda la humanidad,
combatientes o neutrales, perderían.
Con
el freno de que un enfrentamiento militar directo podría desembocar en
conflicto nuclear, nunca se enfrentaron en guerra directamente tropas
soviéticas contra norteamericanas en los 41 años que duró la guerra fría.
Los
intereses de las dos superpotencias abarcaban todo el mundo, por lo que era
inevitable que, al enfrentarse, arrastraran a los ejércitos de ambos a dirimir
la disputa.
Para
esos numerosos combates de intereses sin recurrir en último extremo a sus
arsenales nucleares, libraron esas guerras apoyando a contrincantes locales que
los representaran.
En
China, Corea, Oriente Medio, América Latina y en la convulsa Africa de la
descolonización se enfrentaron enemigos nacionales apoyados con fondos, armas,
asesores y respaldo diplomático de Estados Unidos unos, y de la Unión Soviética
los otros.
Fue
también una época la guerra fría en la que los Estados Unidos y la Unión soviética se vigilaban
minuciosamente con los más modernos sistemas electrónicos o mediante agentes
encubiertos que robaban, saboteaban o impedían actividades secretas del otro.
Con
la disolución oficial de la
Unión Soviética en 1991, las guerras parecían haberse acabado
porque, salvo las amenazas de Corea del Norte a la del Sur y las bravatas
árabes contra Israel, todos los estados convivían y se toleraban.
El
foco de tensión internacional que más amenazaba una nueva guerra era la
situación de los palestinos desplazados por el ejército israelí de sus
emplazamientos tradicionales.
Francia,
Inglaterra e Israel ocuparon militarmente en 1956 el canal de Suez, que Egipto
había nacionalizado, pero tuvieron que
devolverlo por presiones de Estados Unidos y la Unión Soviética, lo que
convirtió en derrota su victoria inicial.
El presidente Nasser de
Egipto, ideó la creación de la “Organización para la Liberación de Palestina
(OLP) para que, al asumir la responsabilidad de defender a los palestinos
desplazados de sus territorios por el ejército de Israel, librara de esa tarea
a los Estados ärabes, lo que les permitiría la firma de acuerdos con el
gobierno israelí.
A pesar de que la astuta
maniobra de Nasser permitió a los Estados musulmanes de la zona desentenderse
directamente del conflicto, el mundo
musulmán bullía con frecuentes tensiones entre los estados y fricciones entre
las dos fuerzas hegemónicas del mahometismo: sunnitas y chiitas.
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