Por una vez,
los rojos tienen razón cuando culpan al capitalismo de los males que culminan con
la pérdida de la libertad del individuo.
Pero los marxistas
proponen una etapa transitoria que en la práctica se eterniza, de capitalismo
estatal para que el consumidor, en lugar de estar sometido a la tiranía del
empresario, lo esté a la tiranía del Estado.
De una manera u
otra, el capitalismo dicta los deseos, los gustos y las necesidades cambiantes
de los consumidores-ciudadanos a su voluntad y conveniencia.
La condición de
esclavo es natural en el hombre, por lo que es tiempo perdido el que se emplee
en luchar contra la obligación de trabajar, de encadenarse a un amor, de
prescindir de afectos o de domar el odio.
Aceptándola
como condición humana general, solo quedaría encontrar la más benévola forma de
esclavitud que, sin duda es la que da derecho de propiedad a un individuo sobre
otro por haberlo comprado, haber nacido de esclavos previamente comprados, o encontrarlo
abandonado por su anterior dueño.
Hay esclavos
felices en numerosos pasajes de la
Biblia y esposas esclavas que engendraron de sus dueños
hijos, que contaban con el afecto y la protección del padre como los del
matrimonio legítimo, salvo en el derecho de sucesión dinástica.
El estado de
feliz esclavitud humana terminó como consecuencia de las necesidades del
capitalismo opresor para someter sutilmente a la esclavitud a toda la
humanidad, transformando a los seres humanos en simples consumidores.
Gracias al
cine, que nos muestra como verdad lo que es mentira y mentira lo que es verdad,
hemos conocido la verdad de los productores cinematográficos capitalistas sobre
lo que, según ellos, eran las explotaciones agrarias de los estados esclavistas
del sur de los Estados Unidos, donde del amo apaleaba, sometía a trabajos
extenuantes o dejaba morir de hambre a sus esclavos.
Falso todo
ello: un esclavo barón negro se pagaba en aquél tiempo a unos 1.200 dólares.
Para establecer el valor comparativo del precio de ese esclavo, basten reseñar
que 600 acres
(320 hectáreas )
de la mejor tierra, costaban 300 dólares.
Es decir, que
un propietario que maltratara a su esclavo y no cuidara esa propiedad con el
máximo empeño no sólo sería un desalmado sino, lo que es peor, un idiota.
Ya había trabajadores
libres que, por poco más que la comida y sin ninguna inversión, eran ocupados
en los trabajos peligrosos en los que emplear a un esclavo hubiera sido un riesgo
insensato.
El sistema de
las plantaciones de sur de los Estados Unidos, frente a todas las ventajas que
la benemérita institución de la esclavitud representaba, tenía un inconveniente
que acabó con ella.
El paraíso
elegante, caballeroso y envidiable de las plantaciones era incompatible
con el capitalismo y la producción en
masa porque cada explotación agrícola era, por lo general, autosuficiente ya
que producía lo que necesitaba y solo compraba fuera los vaporosos vestidos de
las damas, sus airosos sombreros, el elegante paño de los chaqués de los caballeros
y , los sutiles perfumes y licores que importaban de Europa.
No fue el
altruismo antiesclavista de la sociedad capitalista del norte de los Estados
Unidos lo que originó la guerra civil, sino la necesidad de ampliar mercados en
el sur.
El fin del
sistema capitalista es cubrir las necesidades espontáneas de los consumidores y
crear artificialmente necesidades que, al caer en la trampa de comprarlas,
obligue a una creciente masa de clientes a enriquecer incesantemente a los que
las fabrican, comercializan, almacenan, distribuyen y financian.
Es una
modalidad distinta, pero igual de esclavizadora, que la de las plantaciones agrícolas
del sur de los Estados Unidos.
1 comentario:
Yo no sé usted, pero yo no soy esclavo voluntario de nadie. Si existe la publicidad es porque hay personas mayores de edad que se dejan influir por ella. Eximir de responsabilidad a los seres humanos es caer en la trampa de la ideología socialista: alguien tiene que decidir por nosotros, porque nosotros no servimos para eso. Enseñemos a la gente a tener criterio propio, y dejémonos de buscar cabezas de turco.
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