martes, 2 de septiembre de 2014

ESPAÑA. VOLVER AL PASADO

Los blogueros y tertulianos tienen alborotado el gallinero político con sus cacareos para que los españoles dejen de portarse como lo que son y empiecen a parecer lo que deberían ser.
Doble despropósito:  el primero, que cada cual es como es, por lo que no puede esperarse de un español que se porte como un británico y, el segundo, que la solución al problema no está en el futuro, sino en el pasado.
Ante todo, hay que descartar la reforma de la Constitución como mecanismo para que los españoles dejen de ser díscolos y rapaces y, por arte de birlibirloque, se transmuten en obedientes y generosos.
La norma de comportamiento que haría de España un Paraíso próspero como Suiza, honesto como un cenobio y feliz como el final de un cuento no se alcanza adelantando el futuro, sino volviendo al pasado.
Concretamente, al 19 de Marzo de 1812, fecha de la promulgación de la primera constitución, que se conoce por La Pepa y que. si los españoles fueran sensatos y no como son, mantendrían siempre en vigor o, por lo menos, el artículo sexto del segundo capítulo que transcribo:
Art. 6. El amor de la Patria es una de las principales obligaciones de todos los españoles y, asimismo, el ser justos y benéficos.

Solamente puede mejorarse esa norma, complementándola con el castigo único y sin formación de causa del que la infrinja: ser privado del honor de ser español y desterrado a Afganistán, donde carecerá de los atributos que confiere la nacionalidad española: comer jamón, embutidos ibéricos y ahogarse en manzanilla.

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