Por entre siniestras nubes
del más tenebroso otoño
San Miguel tira de espada
descalabrando demonios.
Chispas de fuego despide
el arma que blande el santo
cuando con fuerza golpea
algún atributo córneo
del que se sirve el diablo
para empitonar rabioso
al que en sus promesas crea
como el borreguito al lobo.
Ay san Miguel, san Miguel
que de tan bueno eres bobo
sé demócrata y no facha:
deja que al infierno vaya
y se queme, si es su antojo,
al que le guste el calor
como candelita al tonto.
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