Un pueblo es
el conjunto de casas y edificios que sirve de vivienda a las personas que lo
habitan pero, por extensión, también se llama pueblo a los habitantes de una
población, una región o un país.
Por eso, por
pueblo español puede entenderse a los individuos que, por vivir en España,
tienen entre sí más afinidades que diferencias.
Si por pueblo
se entiende al conjunto de individuos que en promedio tienen más similitudes
que discrepancias, el pueblo español se diferenciaría de otros en que sus
virtudes y defectos serían los predominantes en los individuos españoles.
Todos los seres
humanos son iguales y sus necesidades y aspiraciones las mismas: vivir bien y
vivir en paz.
Si algunos
pueblos viven mejor que otros es porque los individuos que lo formen, en su
conjunto, han evolucionado social, política y culturalmente antes que los que carecen de las virtudes
sociales del compromiso y de la asunción de responsabilidades personales.
Un pueblo
maduro, como un individuo sensato, puede no decir la verdad si cree que hacerlo
lo perjudicaría pero nunca se engañaría a sí mismo.
Un pueblo
maduro jamás quedaría satisfecho al culpar de sus desgracias al gobernante que
decidió libremente que lo gobernara, sino que se culparía a sí mismo por su
error al elegirlo.
No culparía al
gobierno del error (no culpa) de la enfermera que contrajo el ébola al
contagiarse en un descuido y no advertir a quienes hubieran determinado su
aislamiento.
No culparía a
los que mandan, de apropiarse de fondos públicos y, al mismo tiempo, eludir el
pago de impuestos, aunque los subsidios y servicios de los que se beneficia los
paguen los impuestos de otros.
No depositaría
su sucedáneo de amor en criaturas irracionales sometidas a obedecer. para no depender
afectivamente del semejante-a con sus mismos
derechos.
Se
avergonzaría de que, gozando de todos los derechos que la sociedad concede al
individuo adulto, sea el esfuerzo de otros el que garantice su pan y bienestar
básicos.
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