Hay
que ver el lío que se lió en España: los 350 varones y matronas más preclaros
del país, sus amanuenses, guardianes, palafreneros y sirvientes de cámara
pendientes del gesto de cada uno para satisfacerlo antes de que lo pidiera, y
todo ¿para qué?
Para
que el señorito que manda le dijera al que quiere mandar que es “patético”.
¿Y
eso qué es?
Pues
patético es el que exagera su dolor o su tristeza, nada menos.
A
eso ha llegado ésta España que empezó concordiándose después de 40 años de
opresión de la mayoría de la población por parte de una minoría que había
ganado una guerra civil.
Que
seguramente empezaría porque el que mandaba entonces llamó patético al que quería
mandar.
Es
que este país no tiene arreglo: ya dijo un turista italiano que vino a España
hace más de veinte siglos que los españoles, cuando no tienen enemigos fuera,
lo encuentran dentro.
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