Ucrania es un
territorio al que la etimología del nombre (frontera) marca su destino.
La historia
ratifica que, como espacio fronterizo, rusos y germanos se han servido del territorio ucraniano para
combatir, como avanzadilla rusa contra invasiones desde el occidente.
Ucrania fue el
campo de batalla de la gran guerra del norte librada por el rey sueco Carlos
XII a principios del siglo XVIII contra Pedro I de Rusia.
Napoleón un
siglo más tarde, los austrogermanos en la primera guerra mundial y los nazis en
la segunda, tuvieron también que combatir en Ucrania para atacar a Rusia.
El zar Pedro
I, fundador de la Rusia moderna, formuló los tres objetivos estratégicos del
Estado Ruso que el zarismo, el comunismo y el postcomunismo han mantenido y
mantienen:
1.-Proteger “la
barriga rusa” contra los austrohúngaros, controlando Ucrania.
2.-Garantizar
la salida a aguas oceánicas controlando puertos siempre operativos.
3.-Controlar
el mayor espacio posible hasta la frontera china.
Para los
gobiernos rusos, los Estados Unidos han reemplazado a los germanoaustríacos del
pasado como la amenaza por el Oeste contra Rusia y no son tan ingenuos como
para ignorar que la OTAN sólo es una de las herramientas de política exterior de
los Estados Unidos.
Lo saben
porque el Pacto de Varsovia, el equivalente comunista de la OTAN, fue una herramienta
militar de la Rusia de la guerra fría.
Por eso, el
gobierno ruso podría llegar a un acuerdo con los gobiernos europeos fronterizos
con Ucrania para que medien en una fiscalización de la neutralidad del territorio
ucraniano, pero no permitiría que lo hicieran encuadrados en la norteamericana
OTAN.
La
geoestrategia rusa de los últimos tres siglos sigue vigente porque creen que a
ella se ha debido la supervivencia de Rusia como gran potencia y que su
modificación supondría perder ese status.
Un indicio
real de que Ucrania dejaría de ser el colchón protector que Rusia necesita para
convertirse en amenaza es la presencia en el territorio ucraniano de fuerzas
militares norteamericanas, disfrazadas de fuerzas de la OTAN.
La OTAN, sin
los Estados Unidos, no representa un adversario equivalente que pueda preocupar
a Rusia pero sí los Estados Unidos, dentro o fuera de la OTAN.
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