martes, 30 de junio de 2015

EL MERITO DE SABER MEAR



El jefe de prensa de un político, por la experiencia del que ha estado 30 años lidiando con ellos, se dedica a convencer a los periodistas de que su señorito no es tan garrulo ni tan inútil como parece y demuestra.
La herramienta principal del jefe de prensa tradicional era la administración liberal del fondo de reptiles, la pasta que recibía bajo mano el que trataba bien a su señorito y que no recibía el que lo tratara mal.
Había otro mecanismo para que el señorito del jefe de prensa cayera simpático al periodista que rechazaba el soborno monetario: el soborno profesional de ser escogido para difundir una primicia informativa.
Había cualidades que se tenían muy en cuenta para escoger jefe de prensa: relación fácil con le mayor número posible de periodistas, habilidad teatral para que el cuento que contara resultara creíble y acceso fácil para confirmar o desmentir una duda profesional del reportero.
Pero el mundo en que periodistas y jefes de prensa se mueven cambia a un ritmo tan frenético que hasta las virtudes que ahora precisa el encargado de las relaciones de un político con la prensa eran antes impensables.
Las fotos lo demuestran: una jefa de prensa, “comme il faut”, como debe ser, tiene que saber mear espatarrada y sin mancharse las faldas en plena calle.

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