Lo de echarse
un referendum para aprobar o rechazar las propuestas comunitarias según lo que
decidan la mitad más uno de los votantes griegos puede marcar el inicio de una
era nueva en la forma de gobernar.
La democracia
plebiscitaria puede librar a la Humanidad de su principal amenaza: la
sanguijuela llamada gobierno que engorda en la misma proporción en que enflaquecen las sociedades a las que parasita.
Pero hasta a
los dirigentes políticos los beneficiará: se acabaron las angustias que
atormentan al político cuando, sin estar seguro de que la decisión que propongan
será la adecuada, se juegan su prestigio, su honor y su carrera al promoverla.
¿Se debe, o
no, rebajar el IVA de las entradas del cine para que la sociedad inculta se
adentre en la vereda de la cultura? Se echa un referéndum.
¿Hay que
estimular la retribución de los depósitos bancarios para robustecer la solidez
financiera? Referendum al canto.
¿Incrementar
la exposición oral de los conocimientos académicos excitaría la riqueza del
vocabulario? Referéndum.
Los griegos,
que hace treinta siglos abrieron los horizontes del conocimiento a la Humanidad,
vuelven a señalar el camino hacia el futuro.
Desde el 5 de
Julio de 2015 se humanizará la ingente responsabilidad de los políticos que
disuade a multitud de ciudadanos capaces a dedicarse la noble tarea de
gobernar.
A partir de
entonces, todo estará sujeto a la aprobación o rechazo popular a decisiones que
conciernan a la gente, desde el precio de la gasolina al castigo contra los
asesinos.
Los políticos
solo tendrán que convocar un referéndum para resolver cualquier discrepancia.
¿Y cómo sabrán
si hay discrepancias en la sociedad sobre un asunto?
Echándose un referéndum,
esta vez consultivo.
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