martes, 14 de julio de 2015

LA HISTORIETA DE CARMENA



Forjar es calentar un material ferroso para, a golpes, moldearlo al capricho del artesano.
Los que miraban hacia los luceros también se empeñaron en forjar, pero solamente la historia. Poner al rojo vivo la sociedad de su tiempo para así cambiar su forma primitiva y deformarla hasta la que habían soñado.
Es una manía de todos los visionarios, que arrastran en su desvarío a los que hasta entonces se conformban con vivir la vida como la vida es.
Los disconformes con el presente y que arriesgan el suyo para configurar el futuro tienen, al menos, el cuajo de se atreverse.
Lo hicieron los que quisieron romper cadenas que los sujetaba a una tierra que no era suya y los que aspiraron a fundirse con las estrellas. Aunque perdieran sus vidas, ganaron la gloria.
Pero el que borra los nombres de los que protagonizaron el pasado nada se juega porque los perjudicados no pueden volver de su tiempo para justificar la conducta por la que los condenan años después de muertos.
Es la piedra en la que siempre tropiezan los burros que mandan: Franco reescribió la historia para justificar su dictadura, Carmena quiere reescribirla cambiando nombres de calles para que se olviden de Franco.
La historia de Carmena, ¿quién la reescribirá?
Seguramente nadie porque lo suyo es la contrahistoria, la infantil historieta de la que se ocupan las tiras cómicas.

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