Los políticos
europeos vuelven a limitarse a mitigar las consecuencias de catástrofes sociales derivadas
de conflictos que no se atrevieron a atajar cuando era el momento de hacerlo, y
no lo hicieron por miedo a perder votos.
Se trata ahora
de acoger en Europa a centenares de miles de refugiados de Oriente Medio, que huyen
de conflictos originados por el cada vez más virulento fanatismo racial y
religioso de sectas originalmente minoritarias.
Sabían que
solo fuerzas militares especializadas que operaran contundentemente y sobre el
terreno frenarían a los fanáticos religiosos que reemplazaron a las dictaduras
civiles de Siria e Irak, derribadas con el beneplácito de los Estados Unidos y
sus aliados europeos.
Norteamericanos
y europeos deberían saber que solo los ciudadanos de pueblos que puedan
resolver sus problemas sin intromisión del Estado están capacitados para
acertar al elegir gobiernos.
Lo sabían o
deberían haberlo sabido, Propiciaron las caídas de dictadores laicos en Irán
(Sha), Irak (Sadam Hussein) Siria (Al Assad), Egipto (Mubarak) Libia (Gadafi) y
Túnez (Burguiba-Ben Ali) y la relativa estabilidad mantenida bajo esos
dictadores civiles acabó al sucederlos dictadores religiosos.
Desde que los
fanáticos religiosos iraquíes alardeaban de su malignidad difundiendo videos en
los que el verdugo degollaba salvajemente a sus víctimas, el conflicto ha
ensanchado progresivamente sus límites geográficos.
La reacción
política europea fue previsible: aconsejar o prohibir la difusión de los
vídeos, con el falso pretexto de que herían la sensibilidad de los
espectadores.
En realidad,
lo que los políticos europeos temían era que la reacción de sus electores los
forzara a tomar decisiones que pudieran costarles votos en las siempre
inminentes elecciones.
Alentados por
la impunidad que les garantizaba la parálisis de los que hubieran podido frenar
sus matanzas, los fanáticos aumentan sin cesar el espacio geográfico escenario
de sus crímenes.
Cuando se
queden sin compatriotas a los que matar en Siria e Irak, ¿los asesinos dejarán
de serlo, o seguirán matando a los de los países vecinos que no hayan huido a
Europa?
Si hasta ahora
los que podían haberlo hecho no lo hicieron, ¿por qué va a ser distinta la
actitud de los políticos de Europa cuando sean europeas la población y la geografía?
¿Terminará la
pasividad de los que podrían haber frenado su avance y no lo hicieron cuando
invadan el primer país europeo o esperarán a que los fanáticos crucen la
frontera de su propio país?
Una vez
ocupada sin resistencia toda Europa, ¿perseguirán los invasores hasta América a
los europeos fugitivos supervivientes?
Desde la
América en la que se hayan refugiado, se lamentarán de la ceguera de sus
políticos porque no se atrevieron a defender las fronteras europeas, que se
sitúan en ese espacio impreciso que ocupen los enemigos de Europa.
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