Si
aprovecharan el tiempo viendo películas de cine en lugar de perderlo abatiendo
todo voto a tiro antes de que lo haga el tirador vecino en la línea de caza, los políticos resolverían conflictos
que solo saben enconar.
Por ejemplo,
el que con epicentro en Oriente Medio tiene al mundo entero tiritando desde
hace justo un siglo.
Los políticos
europeos, que saben lo que tienen que hacer pero no lo hacen porque a alguien
le puede parecer mal lo que han hecho, parece que han llegado a la conclusión
de que perderían menos resolviendo el problema de oriente medio que vendando
las erupciones de la infección.
Incapaces de
acoger en Europa a todos los fugitivos
de las guerras medioorientales, van a darle mil millones de euros a Turquía,
Jordania y Libano para que los hospeden.
Nuevo parche.
Si los
políticos que han tenido esa ocurrencia hubieran visto la película Lawrence de
Arabia, se percatarían de que lo que habría que hacer es volver la historia
atrás justo un siglo para hacer lo contrario de lo que se hizo entonces.
En 1914
Turquía, se alineó con los Imperios Centrales (Alemania, Austria-Hungría y
Bulgaria) contra Inglaterra, Francia y Rusia, y el pintoresco Lawrence de
Arabia fue enviado por Inglaterra para alzar en armas a las tribus árabes
contra la Turquía que las tenía sometidas.
La Turquía
actual es el más fiable aliado de la actual Europa que, acorralada por la
inestabilidad resultante de la derrota del Imperio Turco hace cien años,
debería ahora hacer lo contrario de lo que entonces hizo:
Ni más ni
menos que restablecer la soberanía turca sobre los territorios de Arabia,
Siria, Jordania, Irak, Líbano y demás quilombos.
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