La gente se extraña
de las cosas más extrañas: de que Ciudadanos le arree más candela al PP que al PSOE.
Y es que están
acostumbrados a que los líderes de los sindicatos UGT y Comisiones,
supuestos rivales en la disputa por la misma clientela, no intenten quitarse
clientes el uno al otro.
En un país pretenciosamente democrático como España, la libre competencia y la persecución de
monopolios y cárteles que se reparten el mercado amistosamente, en vez de arrebatárselo
al otro en libre competencia, está mal
visto.
Aquí, lo lógico,
es que los socialdemócratas del PP y los socialdemócratas del PSOE se repartan
el pastel y se turnen en su paladeo.
Y, como eso es
lo lógico, parece inaudito que los que aspiran
a heredar la clientela del PP (Ciudadanos), tenga que competir únicamente con
los cada vez mas socialdemócratas de Podemos, herederos naturales del PSOE.
¿Y por qué
Ciudadanos ataca más al PP que al PSOE? Porque mientras el PP tenga gente que
lo vote, son votantes de los que priva a Ciudadanos.
¿Y qué pasa
con Podemos? Que su tránsito de la radicalidad rojo-ácrata inicial a la moderación
socialdemócrata es más lento y tiene que acompasarlo para que, al ganar
votantes socialistas, no pierda electores ácratas.
Pero con el tiempo
todo llegará y la España actual volverá a ser la España de siempre: moros y
cristianos, borgoñas y trastámaras, austrias y borbones, patriotas y
afrancesados, liberales y conservadores, monárquicos y republicanos, rojos y
fascistas, PP-PSOE, madridistas y barcelonistas.
La España
eterna, eternamente disputada entre dos
rivales irreconciliables, en la que los pocos neutrales siempre pagan el pato.
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