Mariano Rajoy preside
en España el gobierno, conocido como Poder Ejecutivo, que tiene capacidad y
obligación de hacer cumplir sin dilación las leyes vigentes en la sociedad española.
Pues Mariano Rajoy
lo interpreta de otra manera: dilata la aplicación de las leyes hasta que se
diluya el efecto del incumplimiento de la ley, para que otros decidan por él, y
asumir solo la responsabilidad de obedecer.
Y es que el que
nace para obedecer no puede aprender a mandar.
¿Quién puede
pretender que la gacela se enfrente y mate a mordiscos al guepardo, que nació para
perseguir y matar a mordiscos a la gacela?
No vale argüir
que la acción solo se justifica si se siguen escrupulosamente todos los trámites
que la democracia dicte:
La democracia
es uno más de los sistemas de los pueblos para organizar su convivencia, una
herramienta para que cada uno de los individuos de los pueblos cumpla un
objetivo común.
La democracia sirve
a los pueblos, no son los pueblos los que tienen que servir a la democracia.
Sin
democracia, España puede sobrevivir como ha sobrevivido hasta la falsa
democracia de 1978.
Si desde 1978
se ha ido resquebrajando España, y está a punto de desgajarse una de las partes
de su democracia para que sus habitantes dejen de ser españoles, ¿para qué les
ha servido a los españoles su peculiar democracia?
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