miércoles, 18 de noviembre de 2015

ISLAM: VUELTA A LOS ORIGENES



El imán dirige la oración de los creyentes musulmanes. No necesita estudios específicos previos para acceder a esa posición.
De hecho, cada comunidad musulmana escoge a su propio imán sin criba jerárquica, sin títulos ni apoyos ajenos a sus seguidores.
Los imanes más influyentes son los que  cuenten con mayor número  de seguidores, los que arrastren a más creyentes con su particular interpretación de los textos de su libro, El Corán.
En el Islam no está estructurada la jerarquía porque la influencia en la comunidad no depende del inexistente orden jerárquico que estructura a otras creencias, como el judaismo o el cristianismo.
No hay diáconos, sacerdotes, obispos, cardenales o papas como en el cristianismo, ni las dos grandes autoridades religiosas judías que dirimen cuestiones legales internas y ocasionalmente representan a sus comunidades:
La Rabanut HaRashi (el Gran Rabinato Ashkenazí de Israel) y HaRishón LeTzión (el Gran Rabinato Sefaradí de Israel).
Al carecer de estructura jerárquica, son los imanes con mayor número de seguidores los que ejercen mayor influencia entre los musulmanes.
Los creyentes poco ilustrados responden por lo general más ardorosamente a los sentimientos de repulsa y odio a los diferentes, que a lo de perdón y concordia.
Puede que eso explique por qué todas las conmociones transformadoras del Islam, como la que ahora se está operando, tiendan a la radicalización de su doctrina.

Cristianismo y judaismo acomodan la práctica religioa a los cambios operados en la sociedad. El Islam corrige  los cambios que la evolución de la sociedad haya operado en los creyentes.

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