Ya manda
podemos
Ya manda
podemos
Ya se fue la
casta de los perfumados
A zorruno y
mugre ya todos olemos
Del jabón y el
agua nos han liberado.
Esa versión de
la marcha triunfal de Rubén Darío es la que deberían cantar Pablo Iglesias y
sus secuaces, en vez de la pachangosa Internacional que con euforia postetílica
berreaban el Podemita y sus acólitos, mientras exhibían un cartel con Lenin
como reclamo ideológico.
Si Vladimir
Illich Ulianov los hubiera visto no perdería tiempo en despachar a Jossif Vissariónovich
Dzhugashvili, también llamado Joseph Stalin, para reducirlos
a la austera disciplina proletaria.
Claro
que Iglesias y sus adláteres ya se encargarán de que los proletarios españoles
de verdad canten menos y lloren más.
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